APRENDIENDO A VOLAR

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Jeonghan suspiró con fuerza

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Jeonghan suspiró con fuerza. Seungkwan había tenido razón, el dolor disminuía, pero eso no significaba que fuera más sencillo. Los segundos antes de concentrarse en que sus alas salieran y sus huesos se rompieran para salir como cuchillas filosas por su espalda jamás dejaría de asustarlo. A ese paso pensaba que en realidad jamás dejaría de doler, su cuerpo sólo se haría resistente pero el dolor no se iría jamás.

Respiro profundo y pensó en Cheonsa. Pensó en su propia figura y la de él. Pensó en los momentos más felices a su lado, pensó en lo hermoso que lucía volando y en los lugares tan maravillosos a los que esas mismas alas blancas y brillantes lo habían llevado.

Cayo de rodillas cuando su piel comenzó a desgarrarse. Estrictamente hablando sólo se necesitaba un buen empujón de emociones que detonaran la salida de las alas. Era suficiente sentir ese ardor en la espalda para detenerse y pensar en no morir de dolor. Pero Seungkwan tenía razón.

Si no intentaba algo más que lo de siempre no lograría nada en tan poco tiempo. Así que siguió, siguió manteniendo esos pensamientos felices que lo hacían fuerte, que lo hacían ser mejor y que lo llevarían a ser un buen rey. Pensó en Lena y en sus padres. Pensó en Seungcheol. Pensó en Luca. Pensó en todas las personas a su alrededor, arriesgando su vida, su nombre, su honor y su lugar en la guardia por él.

Hasta ahora había vivido por los sueños y objetivos de otros. Ahora quería luchar por los suyos y para los suyos.

El dolor estaba ahí.

El dolor no se iría nunca.

Pero aprendería a vivir con él.

Cayó al frente cuando el peso en su espalda era demasiado como para sostenerse en pie. Se sostuvo de ambas manos y cuando intentó ponerse de pie sus alas se movieron como si quisiesen emprender el vuelo. Jeonghan todavía no podía cargarlas con facilidad y mucho menos controlarlas. Se fue de espaldas cayendo sobre ellas.

- ¿Te duele? - preguntó SoonYoung.

- Pesan mucho - se quejó con sudor en la frente.

- Hay que levantarlo - dijo Seungkwan. Todos los presentes lo ayudaron a ponerlo en pie y equilibrarlo.

- ¡Auch! - gritó Seungkwan cuando una de las alas lo golpeó por accidente.

- ¡Lo lamento! - se tambaleó el rubio.

- Quédate quieto - ordenó Wonwoo.

Jeonghan agachó la cabeza y obedeció. Era imposible no atender a las palabras del castaño cuando hablaba de ese modo tan mandón y molesto.

- ¡Ay! - gritó de pronto.

- ¡Lo siento! - dijo SoonYoung saliendo detrás de las alas con una pluma en las manos - ¿Te dolió?

- ¡Por supuesto que me dolió! ¡No me arranques las plumas! - chilló.

- ¡Sí! ¡No le arranques sus plumas! ¡¿Qué no ves que es un polluelo?!

RUN TO YOU [Jeongcheol]Where stories live. Discover now