RUN TO YOU [Jeongcheol]

EL PESO DE UNA LÁGRIMA

Esa mañana Jeonghan no se levantó de la cama. Luca insistió en dejarlo allí hasta que recuperara sus fuerzas por completo. El rubio había olvidado lo bien que se sentía dormir en una cama tan blanda y tibia como esa. Horas y horas de sueño parecían nunca ser suficientes.

Pese a que los Jiwa y la guardia no estaban despiertos aún, Jeonghan no estuvo solo en ningún momento. Luca platicaba con él durante horas y cuando tenía que salir Tara se quedaba a su lado.

- Luca... - habló Jeonghan con duda - ¿Puedo preguntarte algo?

- Claro - sonrió. Como siempre.

- ¿Cómo nos trajiste aquí?

- Los hice caminar hasta aquí.

- ¿Cómo?

- Recuerda que nunca murieron, sólo estaban en un trance emocional, pueden moverse si son guiados por algo o alguien más. Y Tara me ayudó con los Jiwa.

- ¿Las ninfas no atacaron de vuelta?

- Esas perras - se quejó sorprendiendo una vez más al rubio - Lo siento alteza, pero eso son.

- Lo sé, pero no me llames alteza.

- Ah, sí. Olvidaba que no quieres que nadie lo sepa - suspiró - En fin, ellas no vendrán a buscarlos.

- Si caminamos hasta aquí no deben estar tan lejos.

- No lo están, pero no abandonan su territorio.

Hubo momentos de silencio en los que ninguno dijo nada. Se limitaron a comer los bocadillos que ella había preparado para ambos.

El rubio miró por la ventana. Ya era casi de noche. Como el día anterior en en el que... Seungcheol y él...

- Hay algo que todavía me causa curiosidad...

- ¿Qué es?

- Tú... - su rostro se puso colorado antes de preguntar - ¿Nos viste?

El rostro de Luca se encendió también.

- ¡Nos viste! - afirmó él.

- ¡Lo siento! ¡Fue inevitable! ¡Ustedes son tan lindos! ¡Creí que iban a hacerlo y yo simplemente no podía interrumpir ese momento! ¿Estás de acuerdo?

- ¡Luca! - chilló avergonzado

- ¡No tienes de nada que avergonzarte! ¡Alteza, eres guapo! ¡Y el guardia ese también! ¡Iba a ser perfecto! - Luca se tiró en la cama y comenzó a patalear de emoción - Pero luego él se puso violento y tuve que intervenir... Fue una lástima.

- Eres increíble - se quejó el rubio.

- ¿Y? - sonrió esperando una explicación - ¿Son novios o qué?

- ¿Qué? ¿Seungcheol y yo? ¡No! ¡Por supuesto que no! - Las orejas de Jeonghan parecían a punto de explotar.

- Ay, por favor - rodó los ojos - Ví cómo se besaban.