〔:🍓:〕「 27 」 ༄˚⁎⁺˳✧༚

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Los golpes insistentes en su puerta tardaron cero coma en cabrear a Sara.

—¡Ya voy, ya voy! —gritó, malhumorada.

En cuanto abrió, una figura más pequeña que ella se coló en su habitación, veloz como el viento, temblando entre sollozos. Sara fue la primera en sorprenderse cuando sintió un pinchazo en el pecho al ver a Heizou llorando de aquella manera.

—¿Heizou? —inquirió, cerrando la puerta.

El chico se había detenido junto a la ventana y le daba la espalda a Sara para esconder su cara hecha un cuadro por las lágrimas y la frustración. El pinchazo en el pecho de la joven se intensificaba cada vez que veía los hombros de Heizou subiendo y bajando con cada suspiro desconsolado que se le escapaba.

—Perdón por... venir de repente... y sin apuntes que devolverte —logró decir él—. Pero no sabía a dónde más ir... —Se limpió las lágrimas con las manos, sus gestos reflejando a la perfección la mezcla de emociones que vibraba en su corazón—. No me eches, por favor... Aguántame un poco solo... Por favor, Sara...

Cuando Sara descubrió que le temblaban sus propias manos, no podía creérselo. Ese chico al que aseguraba que no soportaba pero al que igualmente permitía pasar un rato con ella a menudo; ese insufrible adolescente que siempre encontraba la manera de ponerla de mal humor pero por quien había empezado a preocuparse más de lo que le gustaba admitir... El risueño e inaguantable Heizou... ¿estaba sollozando al fondo de su habitación?

Sara se acercó a él. Cuando por fin estuvo a su lado, pudo ver sus ojos cristalizados, sus mejillas brillantes por las lágrimas y sus labios temblorosos por el llanto. No podía reconocer al insoportable Heizou que ella conocía en aquel chico que se encogía sobre sí mismo entre suspiros que le agitaban el pecho.

La joven descubrió que tenía un nudo en la garganta cuando intentó hablar:

—¿Qué ha pasado? ¿Qué te ha pasado?

—Demasiadas cosas... muy seguidas... y me he saturado y me he roto... —Se sorbió la nariz. Siguió hablando entre suspiros incontrolables—. Le he gritado a... a Kazuha porque estaba... enfadado y me sentí mal... al momento porque... él no tenía la culpa de que... de que yo estuviera enfadado... así que no merecía que le hablara así...

—¿Por qué estabas enfadado?

—Por mi padre... Por mi padre... —repitió, pues la primera vez que lo dijo las palabras se confundieron en un sollozo que intentó ahogar.

A Sara la destrozaba ver a Heizou así. No lo soportaba, las cosas como eran, pero no le deseaba ningún mal. Verlo tan afligido y destrozado tan solo consiguieron hacer que se le estremeciera el corazón. Finalmente, sin preguntar siquiera si al chico le parecía bien, lo acogió entre sus brazos y lo estrechó con la intención de calmarlo.

Sintió los dedos de Heizou aferrándose a su camiseta y sus sollozos ahogándose en su hombro. Notó cómo sus lágrimas le humedecían la ropa y lo rápido que le latía el corazón al chico. No lo aguantaba, pero desde luego le revolvía las entrañas verlo de aquella manera.

Heizou agradeció el abrazo de Sara. No era cariñoso como los de su madre ni cálido y reconfortante como los de Kazuha; pero aun así lo agradeció. Era incluso frío como el metal, pero fue más que bienvenido. En aquel momento solo necesitaba un abrazo.

Después de que Heizou lograra calmarse, cosa que le llevó unos largos minutos en los que a Sara le empezó a saber la saliva amarga de tan solo verlo así; el chico le contó con detalles la situación al completo, empezando con la mirada decepcionada de su padre y terminando con lo ocurrido en la habitación de Kazuha.

Sara, a quien no consideraba del todo una amiga y a quien él mismo aseguraba que no aguantaba, lo escuchó en silencio, atenta a todo lo que le decía. Ella era algo mayor, así que, además, también opinó desde su maduro punto de vista y encontró la forma de consolarlo de alguna forma con las palabras acertadas, consiguiendo así que se calmara poco a poco.

* * *

Kazuha comprobó su móvil una última vez antes de meterse en la cama por si de milagro tenía noticias de Heizou. Lo había llamado no sabía cuántas veces y le había escrito otras tantas, pero ni de una forma ni de otra pudo contactar con él.

Estaba preocupado por el mayor y encima se sentía estúpido. Todavía le removía la conciencia las palabras que había soltado con tan poco sentido común esa tarde. Todavía se sentía horrible por haber sido tan imbécil. Quería hablar con Heizou y pedirle perdón por haber metido la pata de aquella manera.

Había ido a tocar en la calle tal y como había planeado, pero había regresado a casa antes de lo normal porque no había forma de que se concentrara en la música. Heizou no dejaba de venírsele a la cabeza una y otra vez, sin dejarlo en paz ni un segundo.

Esa noche, al taparse con las sábanas, a Kazuha se le escaparon también algunas lágrimas. Se sentía horrible y no podía contenerlas más. Heizou había venido hasta él porque se sentía mal y el peliblanco había hecho que se largara sintiéndose incluso peor.

Con el remordimiento clavándole las garras en el pecho, se acabó quedando dormido, con la esperanza de ver al día siguiente, lunes, a Heizou en las taquillas como siempre.

Serendipia [Heikazu] (High School AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora