〔:🍓:〕「 17 」 ༄˚⁎⁺˳✧༚

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Martes por la tarde otra vez. Heizou había terminado sus deberes justo a tiempo para meterse en el cuarto de baño un buen rato antes de ir a su clase de taekwondo.

Suspiró al terminar de darse la última pasada con la cuchilla de afeitar. Volvía a tener las piernas libres de vello de rodillas para abajo, tal y como a él le gustaba tenerlas.

Nunca le había agradado la sensación de tener vello corporal. Era por eso que dedicaba gran parte de su tiempo en casa a rasurarse las piernas, las axilas e incluso los antebrazos y el cordón de vello que le nacía debajo del ombligo y le descendía por el vientre. Sabía que no estaba mal visto socialmente que un chico no se afeitara, pero él no soportaba verse con vello; le gustaba que su piel estuviera suave.

Heizou tampoco era un chico con demasiado vello, pero el poco que tenía prefería quitárselo. Además, para su suerte, apenas le crecía barba, ahorrándole trabajo. Tan solo le crecían un poco las patillas, que se afeitaba en cuanto las veía más crecidas de lo que le gustaba.

Todo empezó aquella vez cuando hubo entrado al cuarto de baño y se hubo encontrado a su madre pasándose la cuchilla de afeitar por las piernas. Entonces una idea se le había cruzado por la cabeza. Entre balbuceos, le había preguntado si él también podía hacer eso porque no le gustaba tener vello, con los nervios de temer que su madre pudiera juzgarlo de alguna forma, como probablemente habría hecho su padre. Pero lejos de hacerlo sentir mal, ella le había sonreído y le había ofrecido una cuchilla de afeitar sin estrenar exclusivamente para él.

Desde ese día, Heizou se afeitaba. Sabía que el vello era algo natural que todo el mundo tenía, así como también creía que cada uno era libre de cómo gestionarlo. En su caso, él prefería quitárselo porque se sentía más cómodo así y no había nada más que discutir.

Se miró las piernas una última vez después de haberse echado agua y salió por fin del baño. Se puso la misma ropa que había llevado ese día al instituto, se cargó la mochila donde llevaba su dobok y todo lo necesario para su clase de taekwondo y salió por fin de casa.

* * *

Normalmente Heizou estaba concentrado durante sus clases de taekwondo. Normalmente era muy difícil pillarlo con la guardia baja y con la mente lo suficientemente distraída como para llevarlo al suelo. Normalmente era imposible ganarle.

Pero cuando el de ojos verdes se vio en el suelo, el compañero que se había enfrentado a él fue el primero en sorprenderse de su victoria. No podía creerse que hubiera ganado a Heizou, igual que no podía creerse que hubiera sido tan sencillo.

Heizou se levantó y le estrechó la mano, todavía confundido con lo que había ocurrido. Ni siquiera recordaba estar de pie antes de caerse, ni a su compañero acercándosele o la sensación de caer. Había estado completamente abstraído de la realidad durante todo el combate.

—El campeón invicto ha sido derrotado —exclamó el instructor, cruzando los brazos sobre el pecho—. Bien hecho, Hideo —añadió, felicitando al chico ganador. Luego volvió a mirar a Heizou—. ¿Qué ha pasado, Shikanoin?

El de ojos verdes titubeó.

—Eh... No sé, maestro —respondió.

—Te noto un poco distraído —apuntó el instructor.

—Está empanado —rio alguien de fondo.

Y así era. Saltaba a la vista que Heizou no estaba concentrado, sino que estaba ensimismado, absorto en su mente. Esos ojos carmesís y esa sonrisa tan dulce no le dejaban pensar en otra cosa.

—Anda, siéntate —sugirió el maestro—. Descansar te hará bien.

Heizou fue a beber agua, todavía frustrado porque había perdido sobre el tatami. Se sentía herido en su orgullo, pero no tardó en quitarle importancia cuando su mente no podía centrarse en otra cosa que no fueran esos dedos finos y suaves que habían rozado los suyos por accidente hacía unas mañanas.

Serendipia [Heikazu] (High School AU)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ