Cartas a mi crush • Kevin Álvarez

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𝙵𝚎𝚕𝚒𝚌𝚒𝚍𝚊𝚍

𝙺𝚎𝚟𝚒𝚗 :

Venía entrando al hospital como los últimos tres días, Alexia ya no tenía más anestesia que la hiciera estar dormida. Los doctores dijeron que entre ayer y hoy podría abrir los ojos finalmente y eso me ponía ansioso, solo quería verla despertar y saber que en verdad está bien.

Al llegar a la recepción me quedé parado por unos instantes al escuchar algo que captó mi atención.

— Venimos a pedir informes sobre Alexia Ramírez — dijo una voz femenina.

— ¿ son familiares de la paciente? — quizo saber la chica tras la recepción.

— No exactamente, somos sus amigas —responde la otra chica.

— Lo siento, solo podemos dar información a sus familiares o pareja sentimental — responde apenada la enfermera.

— Está bien, gracias— responde la primer chica desilusionada.

Ambas caminan con un gesto de tristeza en el rostro, que buscarán a Alexia y dijeran que eran sus amigas llenaba toda mi curiosidad de saber más.

— Disculpen — las detuve cuando estaban por irse al pasillo de la salida.

— ¿ si? — pregunta una de ellas extrañada.

— Escuche que preguntaban por Alexia, ¿ puedo saber por que?

— Somos sus compañeras de la Universidad, ¿ tu la conoces?

— Soy su novio — digo aunque por dentro se que no lo soy aún, soy su casi algo.

— Tu eres Kevin — me señala una de ellas con una sonrisa — Alexia dijo algo de que su novio era futbolista, ¿ si eres? — me pregunta

— Azucena, estoy segura de que eso no es importante— interrumpe su acompañante cuando estoy por responder — Me llamó Amalia, ¿ podrías contarnos como está ella?, como sabes no nos dejan si quiera saber.

— Primero que nada gracias por preocuparse por ella, por el momento puedo decirles que no es tan grave. Su cabeza tuvo un golpe y para que no hubiera daños la sedaron por varios días pero han ido disminuyendo la dosis.

— ¿ eso significa que pronto va a despertar? — pregunto Azucena.

— Si, entre hoy y mañana según el doctor .

— Eso es genial, gracias al cielo no fue tan grave — escucho a Amalia con una sonrisa más tranquila.

— ¿ Crees que tenga secuelas? — pregunta Azucena una vez más.

— No lo se, los doctores no han dicho nada pero si sucede algo nuevo puedo avisarles. Solo tienen que pedir en recepción que me llamen.

— Muchas gracias, no sabes lo tranquilas que nos dejas — dice Azucena.

— Gracias a ustedes por preocuparse, ahora si me disculpan, quiero llegar a verla