CAPÍTULO VEINTINUEVE

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En cuanto Evan y Jacobo se fueron, les expliqué a mis compañeros la situación a grandes rasgos

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En cuanto Evan y Jacobo se fueron, les expliqué a mis compañeros la situación a grandes rasgos. Ninguno de los dos habló hasta que terminé de explicarles la situación, in embargo, también les recordé que no los forzaría a ayudarme o a formar parte de esto.

Ambos crecieron en un orfanato, así que aceptaron: no tenían nada que perder. No sé si lo hicieron porque de verdad me creen o, porque simplemente no saben en lo que se meten.

A las 4:45 salimos de la habitación y tomamos dos palas del cuarto de mantenimiento. Después fuimos al almacén de armas. Estaba cerrado, sin embargo, Sarah necesitó dos minutos para abrirlo.

Por lo regular siempre hay guardias vigilando está zona, no obstante, hoy están con la Coronel, aunque se supone que nadie sabe eso.

Tomamos cuanto podemos, desde armas compactas y fusiles de asalto, incluso las pocas granadas de metralla que encontramos y cuantos cargadores somos capaces de cargar en las mochilas. Nos gustaría sacar todo, pero no nos es posible.

Salimos rápidamente del almacén y recorremos el bosque hasta llegar al lugar donde está la trampilla. Escarbamos y para las 5:38 ya todo se encuentra en el túnel con excepción del arma que yo usaré. La trampilla está cubierta de tierra y hojas, así que deshacemos el camino hacia la Academia.

Después de limpiarnos un poco, bajamos las escaleras hacia la pista de entrenamiento y como suponía: aún no han regresado de la redada. Tampoco veo a Betty, ni al teniente Tylor que obviamente estará con la Coronel.

El día pasa muy lento, Emmanuel y Sarah no hablan como regularmente lo hacen, se encuentran demasiado nerviosos.

Espero que lleguen a tiempo, de lo contrario tendré que improvisar y temo que salga mal. El detonador lo tiene Sarah en la habitación, así que a las 10:00 , cuando salimos del comedor, se lanza a por él y nos dirigimos al aula cinco. La capitán Isabel se encuentra en el salón, sin embargo, dos guardias nos niegan el acceso. El corazón me da un vuelco y comienza a latir desbocado. De esta aula tomamos el material para el explosivo.

—Lo siento, no pueden pasar.

—Coronel, aquí la Capitán Isabel, tenemos un problema, solicito su presencia —dice por su radio teléfono.

—Capitán, aquí la Coronel Sullivan, estaré ahí dentro de una hora y media.

«Una hora y media» eso quiere decir que sí llegaran a tiempo. La Capitán se vuelve hacia nosotros.

—El día de hoy tienen mi clase libre, estoy ocupada. ¡Retírense!

Se escuchan exclamaciones de festejo y alegría mientras nuestro grupo da la vuelta y se dirige a sus habitaciones o al patio. Nosotros subimos seriamente las escaleras y nos metemos en la habitación.

—Lexa, esto es una locura —suelta Emmanuel, nervioso.

—Tranquilo, todo saldrá bien —intento ser optimista.

PROTOTIPO CR-6: CONTROLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora