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Avery:

Tengo el móvil apagado y aunque lo tenga de ese modo, sé que no ha respondido, ha pasado una semana y aunque mi situación soportando a todos a mejorado gracias a los chicos, aun me sigue faltando su presencia.

Niego y trato de concentrarme en los cursos, es semana de prácticas y me quedo hasta tarde en la biblioteca, regreso con el autobús que recorre las fraternidades, pero al mirar la hora me doy cuenta que estoy por pasar el toque de queda.

Mierda.

Me salgo antes de que me echen de la biblioteca y salgo a la calle, no hay ni un miserable e inicio mi caminata a la fraternidad, todo es tranquilo y me mantengo igual hasta que me toca cruzar la fraternidad de los chicos, los mismos que se encuentran bebiendo y fumando en el jardín.

Me coloco la capucha que trae mi chaqueta y cruzo al otro extremo evadiendolos.

—¿Avery? —Pregunta uno. —¿Eres Avery Boley, no?

Se ríen y los siento venir en mi dirección, apresuro el paso hasta que termino corriendo, doblando las calles de las fraternidades.

Debo estar cerca. —Pienso, pero al saltar una cerca me acabo cruzando con uno de ellos.

Niego con la cabeza, pero el tipo se burla.

—¡Oigan, aquí! ¡La encontré!

Mierda.

Dejo los libros e intento huir, pero los otros llegan con él.

—No tengas miedo, queremos invitarte un trago.

—O un cigarro. —Añade otro.

Se ríen.

—No quieres irte sin esto ¿No? —Recojen mi libro y me lo arrebatan.

¿Es que esto no terminara?

Se acercan a mí.

—¿Por qué no nos enseñas lo que haces en esa fraternidad de fracasados?

—¡Hey!

Lo próximo que veo es como el chico cae al suelo, todos se giran confusos y mis ojos se abren mucho.

—Pero que demo-

—¡Marjani! —Habla uno en voz alta.

—¿Y si se van? —Les suelta.

—¡Vamos, no te metas!

—O es eso o ya no hay más invitación en las fiestas que doy. —Habla seria y entre ellos se miran. —¿No quieren estar vetados no?

Me miran a mí y luego se la piensan.

—Ya vámonos, amigos

—Sí, ya vámonos. —Oigo. —Solo nos estábamos divirtiendo.

Ayudan a ponerse de pie a su amigo.

—¿Acosando a una chica? —Vuelve a hablar Marjani. —Salgan de mi vista, ahora.

Se retiran y Marjani viene hacia mí, poniendo los ojos en mi rodilla.

—¿Por qué no tienes más cuidado?

Voy a protestar cuando me doy cuenta que se refiere a la herida visible en mi rodilla, la que atravesó el pantalón y me hice al cruzar la cerca.

—Ven conmigo. —Exige y acabo haciéndolo.



(***)


Mi nombre es AveryWhere stories live. Discover now