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Avery:

Acerco la hoja a la boca de la tortuga de los gemelos, en su acuario y ella le da un mordisco., reacción que me hace retroceder.

—No muerde. —Me indica Iker, Beck se encuentra sobre su cama pasando las hojas de una revista de playboy.

—Me agrada más que el gato. —Confieso.

Nos reímos.

—Oí eso. —La respuesta llega desde la puerta, con Gleen, quien va pasando con la bolsa de basura. —Aquí esta.

Lo deja en la puerta de la habitación de los gemelos, esperando que haga no sé qué con ella.

Junto las cejas.—Pues llévalo a la entrada.

Gleen me observa con la misma expresión que yo le dedico e Iker mantiene los ojos sobre mí, aparta la mirada y la coloca sobre Gleen, llamándolo con voz elevada.

—Gleen. —Niega uno de los gemelos.

Rueda los ojos y se lleva la basura, desapareciendo por el pasillo.

—No tenemos las telas. —Esta vez Beck habla prácticamente echándome de la habitación. —Es a lo que viniste ¿No?

—Venga, hermano, ella solo....

Vine preguntando si tienen algunas telas o ropa vieja, pero me quedé admirando al animal. Cúlpenme.

—Sí, debo seguir buscando. —Indico huyendo y alcanzo a escuchar lo que dicen, aunque ya cerré la puerta.

—No es como si vaya separar a tu gemelo de ti, hermano.

—Lo he visto, Iker, te gusta. —Le reprocha Beck. —Una chica siempre separa a los hermanos y un tercero nunca sale bien en una vida de dos.

—Me haces problema como si también te gustara.

—No me gusta, sigo creyendo que una chica aquí es mala idea.

Suspiro y sigo visitando las demás habitaciones, ya no hare problema por llevarme bien con todos, solo intentare convivir, después de mi pequeño recorrido obtengo algunas prendas de los chicos y junto a las mías no tengo mucho material para trabajar en este diseño "reciclable".

Suspiro, al final termina por ir de compras.



(***)



Sería más sencillo si tuviera una máquina de coser. —Pienso.

Por ahora me conformo con los instrumentos que tengo a mano y me alcanzan pagar, paso el hilo por la aguja y comienzo a juntar cada corte de las prendas que he hecho, no debe ser algo que revolucione el mundo de la moda, pero sí que me dé una buena nota.

Las telas que elegí son extravagantes y juntarlas me hace preguntarme que saldrá de esto, pero en lugar de quedarme con la interrogante comienzo a coser, hice tiempo entre mis horarios para ocuparme de esto y no tardo en percatarme en que me falta hilo.

—Mierda. —Pincho mi dedo con la aguja y me lo meto en la boca.

Golpean la puerta.

—¡Apaga la luz, queremos descansar! —Me grita Gleen y sus pasos se alejan.

Estoy en el ático ¿En qué les afecta?

Veo la hora, mierda, ya es muy tarde.



(***)



—¿Por qué diablos tienes las manos llenas de puntos rojos? —Me suelta Landon en el desayuno, acusándome de algo incorrecto.

Todos los chicos de la fraternidad voltean a verme las manos, también la cara.

Otis me sirve un vaso de jugo y me lo alcanza. —Cielos, te vez fatal.

—He estado trabajando mucho en ese royecto.

—Te ahorrarías mucho si usaras una máquina de coser. —Comenta Gleen y sigue devorando el cereal de la caja.

—No le alcanza. —Comenta Beck llevándose la taza con café a los labios.

—¿Tus padres no te lo consiguen rápido? —Landon se mete. —Eres una Boleyn ¿No?

—Quiero conseguirlo yo misma. —Le respondo y me mira serio, mis ojos van a Tristán.

Me acerco a él, inclinando mis brazos sobre la mesa y poniendo en alerta a Landon.

—¿En la cafetería no habrá un puesto disponible?

El golpe de la taza de Landon contra la mesa nos hace girar a todos, Tristán se ríe y mirándole, me contesta:

—Preguntare.





Landon:

Joder, ya había tenido reclamos de la luz y ella otra vez.

Subo las escaleras al ático, ni siquiera ha cerrado la puerta.

Tonta. Le he dije que no tomara las cosas a la ligera.

Respiro profundo e ... ingreso listo para gritarle, pero la encuentro dormida sobre el escritorio, me acerco hasta ella y veo el diario debajo, con los apuntes de lo que lleva haciendo.

Esta babeando sobre él.

—Tonta. —Susurro.

Mis ojos van a sus manos, las que vi rojas esta mañana, pero hoy las tiene cubiertas vendas de las que consigues en las tiendas o kioskos de periodicos, supongo que cree que así se lastimara menos.

Gleen tiene razón, aunque lo dijo por burla, necesita una máquina de coser.

¿Realmente por eso quiere trabajar con Tristán?

Chasqueo los dientes, la idea sigue sin gustarme.

Maldigo y la ayudo a levantarse, sin embargo, me empuja, retrocedo fastidiado y la levanto como si fuera una pluma, la llevo a la cama y retiro los mechones que le cubren la cara, después de taparla con las sabanas.

Observo el alrededor del ático, hizo que se adaptara a sus gustos, luego veo el traje que debe presentar.

Me reservo mis opiniones.

—Buenas noches, intrusa. —Digo y ella murmura entre sueños.

El gesto me saca una sonrisa antes de marcharme y salgo sin hacer preguntar, tomando el rumbo a la habitación de Tristán.

—Son las 3 de la mañana, Landon. —Se queja cuando me abre la puerta.

—Hazlo.

—¿Qué?

—Consíguele el trabajo.

El bosteza. —Bueno, esa decisión no la tomo yo.

Frunzo el ceño y sonríe.

—Veré si puedo abogar por ella.

Me retiro.

—Ya es una más ¿No?

Su voz me detiene y me vuelvo hacia él.

Tristán se ríe. —Te importa, no lo niegues, eso la vuelve una más de nosotros.

Lo escucho reír cuando me alejo, pero reservo lo que quiero decir.

Aunque no me agrade, ya lo es.  

Mi nombre es AveryWhere stories live. Discover now