XX: "Ya casi"

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Los 8 meses habían llegado y con ello la casa entera se había revolucionado.

Louis estaba cada vez más irritable, sus pies le molestaban, sus pechos dolían por alimentar a un cachorro que todavía no nacía, el calor se estaba volviendo insoportable y su espalda lo torturaba cada noche.

—¿Podrías dejar de bailar sobre mi vegija, no lo crees? —Louis bufó en torno a tu vientre.

La bebé le presionaba tanto los órganos internos que debía correr al baño cada pocos minutos, su estómago le quemaba y hasta a veces le costaba respirar.

Cosas tan simples como abrocharse los zapatos o recoger algo del suelo se habían vuelto toda una odisea. Los cachorros estaban tan ocupados terminando sus estudios y decidiendo por su futuro que tampoco colaboraban mucho con el orden de la casa y eso estaba poniendo de los nervios al omega embarazado.

—Ya, Lou, no te estreses tanto. Pudiste con otros dos embarazos antes, puedes con este ahora —le dijo su amigo Niall.

El beta había ido ese día a pasar la mañana y tarde con él. Harry tuvo que salir de imprevisto por algún contratiempo en los papeles de la escuela de Apolo y Ares y Atenea estaba en la universidad por lo que para no quedarse solo invitó a su amigo.

Hace tiempo no se veían, desde que el embarazo había avanzado un poco y Harry se había pegado a él como garrapata, pero la verdad era que ya extrañaba a Niall.

—Eso intento pero esta niña me está superando —Louis se dejó caer sobre la reposera del patio mientras se tiraba aire con un abanico.

Niall acarició su vientre descubierto, ya que llevaba una playera muy cortita, y sonrió en grande cuando recibió una patadita a cambio.

—¿Cómo va todo en el bufete? —inquirió Louis demasiado ansioso por volver a ejercer su profesión.

—Todo en orden. Tus casos vienen bien pero algo tardíos.

—Espero poder ocuparme de ellos cuando Artemisa nazca.

Niall asintió sin centrarse mucho en lo que decía su amigo, la verdad era que su enorme vientre le daba algo de nostalgia. Haber pasado tantos años al lado del omega y verlo transitar por cada uno de sus hijos le daba una tristeza infinita, le recordaba que ya se estaban poniendo viejos. Él nunca había querido bebés, no se sentía lo suficiente capaz de poder tener entre sus manos el futuro de otro ser humano pero estuvo tan presente como tío que ese sentimiento de paternidad quedó cubierto.

Era imposible dejar de pensar de que se había convertido en el tío soltero con dinero que le gustaba despilfarrar en su familia, en especial en sus sobrinos. Los años se le escurrieron como la arena de entre los dedos y muchas veces pensaba en que hubiese podido hacer para que las cosas fueran diferentes. Por supuesto que ningún camino sería tan bueno de recorrer como el que inició años atrás cuando un diminuto omega lo interceptó en los pasillos de la universidad.

—¿En qué tanto piensas? ¿eh? —Louis frunció el ceño pero una pequeña sonrisa entre sus labios revelaba sus verdaderas intenciones.

—En todas las cosas que vivimos juntos... —Niall suspiró mientras se dejaba caer sobre la reposera y sorbía de su cerveza— pasaron tantos años.

—¡Oh, sí! ¿recuerdas cuando llenamos la fraternidad de alfas de glitter y pegamento? los estúpidos no pudieron usar sus cascos de fútbol americano por semanas... —Louis se carcajeó siendo seguido por Niall.

—O cuando los dejamos nadando desnudos en el lago y tuvieron que recorrer todo el campus para encontrar su ropa —recordó el beta sin poder parar de reír.

¿Se agranda la familia?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora