¿Se agranda la familia?

XV: "Concurso de nombres"

—Recuerden que esta noche tenemos una reunión familiar especial, espero que todos tengan sus listas terminadas... —Louis sonrió desde la barra de la cocina mientras engullía unos panqueques con mayonesa que su alfa, con una mueca de desagrado, le había preparado para desayunar. 

Harry tenía un estomago fuerte, podía soportar preparar cualquier mezcla extraña si eso le permitía apreciar la hermosa sonrisa de su omega, esa que hacía que sus mejillas se redondearan incluso más producto del embarazo pero algunas combinaciones si que le daban cierto revoltijo. 

—Claro que sí, mamá —Apolo sonrió con las mejillas manchadas de chocolate— estoy seguro de que alguno de los míos ganará.

—Ya lo creo... —Ares rodó los ojos antes de continuar enfocado en un boceto.

—Solo hay dos condiciones —aclaró Harry— debe pertenecer a la mitología griega o empezar con la letra "A".

Los tres cachorros suspiraron ante la tradición pero de igual forma plantaron pequeñas sonrisas en sus caras cuando visualizaron a Louis ronroneando entre los brazos de su padre.

El último mes de clases estaba en pleno transcurso, por lo que los tres se encontraban sumamente estresados, desde Apolo y Ares que debían elegir sus carreras universitarias hasta Atenea que terminaba de cursar su segundo año de medicina. 

A pesar de esto, el embarazo de Louis y el "concurso de nombres" hizo que la tensión se disipara un poco y toda la familia lograran distraerse aunque sea por unos momentos.

—Que les vaya bien, amores —Louis y Harry besaron las frentes de los tres viendo como Atenea le gritaba a sus hermanos por no apurarse— ¡nos vemos en la tarde!

—Estamos solos... ¿algo en mente? —Harry envolvió sus manos en la cintura, ahora no tan estrecha, de su omega.

—Creo que tengo algo... —Louis sonrió de lado mientras volvía a entrar a la casa y se dejaba caer sobre el sofá.

Rápidamente, alzó uno de sus pequeños pies que por el embarazo lucían igual de hinchados que una empanada y levantó las cejas sugerente. Harry, como el buen alfa que era, corrió a su encuentro y luego de dejar un beso en sus labios le dio el tan anhelado masaje. 

—Oh, alfa... —un profundo gemido escapó de entre los labios delgados.

—¿Se siente bien? —Harry evitó reír ante la ternura que Louis acariciando su vientre le generaba.

—Mucho... ¡ahí! ¡justo ahí!

—¡Oh no! ¡Lo siento! —una voz que parecía la de su hijo alfa resonó por el salón. 

Habían estado tan metidos en su burbuja que no escucharon como la puerta principal fue abierta y tampoco se percataron de los pasos resonando en el pasillo.

Ares se había quedado congelado en medio del lugar con ambas manos sobre los ojos intentando cubrir el total de su campo de visión. Desprendía un ligero aroma a vergüenza y una mueca entre sus labios.

Louis y Harry intercambiaron una mirada con gracia antes de echarse a reír con fuerza, sosteniendo sus estómagos y todo.

 —Cachorro, ven aquí —Louis lo llamó aún riendo— tenemos nuestra ropa puesta...

Ares por fin destapó sus ojos y un sonoro suspiro se dejó escuchar, completamente aliviado de no haberlos encontrado en una posición comprometedora.

Tomó asiento a un lado de su madre y llevó una de sus grandes manos al vientre, dejó unas leves caricias y terminó con un beso en la regordeta mejilla del omega.