𝐗𝐈𝐗

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La prueba finalizó con tres príncipes ganadores: Park Sunghoon, Choi Beomgyu y Lee Felix.

El público comenzó a moverse inquieto cuando el rey todavía no había dado su discurso de cierre luego de ya varios minutos pasados. No sabían cuál era la ocasión del retraso, y tampoco si simplemente irse o esperar a que les dijeran que así debía ser, pues todos estaban impacientes de comer o descansar si ya no tenían peleas que ver, pero claramente nadie movió ni uno solo músculo bajo la mirada de los guardias reales que tapaban al rey a sus espaldas.

No podían verlo, pero sospechaban que debía ser importante si no podía esperar a discutirlo después del término de la competencia. Aunque realmente no les importaba, solo terminaría siendo un cuchicheo entre copas y luego simplemente lo dejarían pasar, que amaran los rumores, las cosas aburridas como esas no les llamaban la atención si no tenían algo que poder transformar a chisme.

Sunoo y Sunghoon habían aprovechado todo ese tiempo para dedicarse miradas desde la lejanía, respirando entrecortadamente ante el esfuerzo de evitar correr el uno hacia el otro. Heeseung y Jungwon se habían acercado a la puerta, posicionándose detrás del pelinegro, a causa de su curiosidad ante el silencio que se había provocado afuera.

—Entonces —hizo estruendo la voz del rey luego de una no tan larga pero extraña espera —Felicitaciones a los finalistas, estaré ansioso por nuestras reuniones privadas.

Si el peliceniza no hubiera estado tan atento al principito, probablemente hubiera pensado que el rey le había fijado la mirada por más tiempo que a los otros competidores, pero no fue así y aquél gesto pasó desapercibido. El rey se despidió del público y dio media vuelta, seguido por todos los del balcón incluyendo a la reina, dentro del castillo.

El encargado completó el discurso, aclarando a lo que se refería el rey con reuniones privadas. Los tres chicos serán llamados a distintas horas en tres días más, para que así el rey pueda conocerlos de una manera más cercana. Una frase que atemorizó a todos los involucrados en el plan de Sunghoon.

Parecía ser que se acercaba aquél final que deseaban que nunca llegara.

—Esto es malo —musitó Sunoo, sin apartar todavía los ojos de Sunghoon.

El par de chicos a sus espaldas concordó con él, tragando dificultosamente.

—Sabíamos que algo así podía pasar, solo nos queda prepararnos —habló Heeseung, no tan seguro como solía hacer. Miró a Jungwon —¿Cierto?

—Sí, sí. Eso mismo —contestó el peliazul, arrastrando un poco las palabras.

—Bueno, ya veremos eso —aseguró Heeseung, ahora un poco más firme —Sunoo, ya deberías subir.

Sunoo asintió y le indicó a Sunghoon con un movimiento ligero de cabeza que debía entrar, pues la gente comenzaría a volver a sus habitaciones y él debía estar en la suya, pero le costó un poco apartarse de la puerta.

—Yo le avisaré que te vea allá —dijo Jungwon refiriéndose a Sunghoon, acercándose rápidamente a la salida gracias al pequeño empujón que le había dado Heeseung.

—Sí, tu ve a eso, yo iré a ver a Jake —Heeseung le dio otro empujón para que fuera rápido, y se acercó al pelinegro —Necesito hacer mi turno e informar que ya estás mejor, pero que estarás encerrado otro día por si acaso, así nadie te molesta —indicó con un tono insinuador, mientras lo tomaba del brazo para sacarlo de ahí.

El príncipe le sonrió y el pelirosa se la correspondió dulcemente antes de hacerlo correr, dándole un empujón más suave que el que le había dado a Jungwon.

Cuando llegó a su habitación, cerró la puerta detrás de sí y corrió a verse al espejo por alguna razón, ya no se veía tan mal como cuando había despertado pero todavía eran visibles las señales de que había estado enfermo. Se lavó la cara rápidamente y aprovechó de tomar agua.

La Douleur Exquise │ 𝐒𝐔𝐍𝐒𝐔𝐍حيث تعيش القصص. اكتشف الآن