𝐈𝐈𝐈

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—Creo que tardamos mucho en llegar —dijo Jungwon recuperando el aliento, al notar que Sunghoon no se veía por ningún lado.

—Odio tener que correr por nada.

Los dos príncipes y Jay habían decidido correr el último tramo hacia el lago.

—Sólo esperen un momento —les respondió Sunoo sin despegar la mirada del agua, enfocando hacia un punto específico. Sonrió cuando su instinto no lo engañó.

Una cabellera color ceniza se asomó suavemente a la superficie, revelando finalmente una espalda bien formada. Sunghoon despeinó su cabello y se sorprendió cuando sintió tres pares de ojos mirándolo en detalle.

—Principito —sus ojos brillaron al igual que los del nombrado.

—Sunghoon —Sunoo dijo alegre. Ambos se miraban con su característica intensidad.

—Nosotros también estamos aquí —les interrumpió Jay y enseguida sintió la mano de Jungwon en su cabeza, golpeándolo sin premeditar su fuerza. —¿Acaso me estás pidiendo que te arroje al agua, gatito?

—Mierda.

El mayor siguió a Jungwon, quien corrió sin dudarlo para escapar de los fuertes brazos de su "oponente". Ambos disfrutaban de la atención del otro, incluso si era por algo estúpido, pero siempre trataban de ocultar sus sonrisas.

—Algún día —dijeron Sunghoon y Sunoo mientras observaban al curioso dúo en su naturalidad.

—Supongo que debo agradecerle a Jungwon que te pueda ver hoy, ¿No? —Sunghoon se dirigió a Sunoo, con una pequeña sonrisa.

—Tal vez a Jay —el pelinegro le respondió con una ceja levantada, observando como el mayor había alcanzado al peliazul príncipe, tomándolo por la espalda. Ambos se sonrojaron y alejaron en el segundo.

Sus amigos se rieron.

—¿Quieres nadar? —le preguntó Sunghoon a Sunoo, mirándolo con atención.

—¿No estás cansado?

—Para nada. Además, es más divertido si estás conmigo —Sunoo lo miró con un sentimiento sin resolver.

Sunghoon apartó la mirada, minimizando su comentario, pero miró hacia atrás cuando el principito comenzó a quitarse la camisa de seda revelando su delgado torso. El más grande contuvo la respiración y se volvió para ocultar su leve rubor.

—Vamos —dijo alegremente Sunoo cuando estuvo listo para entrar en el helado lago. Ignorando con inocencia que el chico a su lado se estaba controlando para no recorrer con la mirada su pequeño cuerpo. Sunghoon solo asintió y se tragó todos los cumplidos que pudo darle a su querido amigo.

—¿Qué hicieron esta vez para dejar atrás a los guardias? —preguntó Sunghoon luego de que dieran unas vueltas nadando. Ahora solo disfrutaban de flotar en el agua, mientras el otro par no paraba de juguetear como niños.

—No tuvimos que hacer nada. Hanbin nos acompañó —respondió el pelinegro.

—¿Y qué hicieron con él? Porque no sé tú, pero yo no lo veo aquí —Sunoo rodó los ojos, chasqueando la lengua.

—Decidió hacerle compañía a tu hermano.

—¿A Niki?

—¿Tienes otro hermano acaso, tontito?

Sunghoon le arrojó agua como señal de que no se burlara de él, y comenzaron una pequeña guerra. Cuando Sunoo recibió más agua de la que lanzaba con sus pequeñas manos, sumergió completamente su cuerpo.

La Douleur Exquise │ 𝐒𝐔𝐍𝐒𝐔𝐍Où les histoires vivent. Découvrez maintenant