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Ambos caminaron ansiosos dandose pequeños empujones entre si, ambos sonriendo.
El rubio se adelanto al campo abierto, corriendo entre las crecientes hierbas verdes y pequeñas flores en su camino.
El coronado solto una leve risa y siguio el camino del vestido de verde, intento atraparlo, sin tener exito siguio persiguiendo.
El rubio castaño se giro hacia el de ojos rubí y se abalanzo hacia el, casi tirandolo al suelo, el anarquista lo atrapo como pudo y lo sujeto con fuerza para no caer con el rubio en brazos.
El nombrado antes se separo un poco, luego sujeto las asperas manos de la deidad de sangre y lo miro a los ojos.
Ambos al unisono soltaron una palabra.
Solo una palabra.
Una lanza atravesó. Ya no pudieron hacer nada.
Ya estaba hecho.
La corona cayó con un sonido sordo.
Una gota resbalo por la fracturada máscara.

El universo silenció cuando una gota rojiza callo.
Una lluvia escarlata, roja cual sangre.
Un joven rubio de ojos zafiro suspiro canzado, camino a pasos relajados hasta que paro al divisar frente a sus ojos dos cadáveres.
Avanzo un poco más pero luego quedo inmovil, la lluvia de sangre caía sobre sus hombros exaltandolo, volvio a mirar el suelo.
Se desintegraba.
Retrocedió desesperado mientras se deterioraban el y su alrededor.
Miró los cuerpos innertes con pánico, trato de gritar pero en su garganta yacía un nudo, calló.
Antes de soltar una lagrima y luego esfumarce hasta el ultimo pixel.
Dos almas celestiales condenadas por la crueldad, todo se hacía por una razón ellos lo hacían por amor, ellos los expiaron de existencia por crueldad, ni siquiera la madre de la muerte podría haber hecho algo, si el corazón muere, su mundo con el.

𝕷.𝕭.-

𝓢𝓪𝓭𝓵𝔂 𝓞𝓷𝓮-𝓢𝓱𝓸𝓽𝓼 Where stories live. Discover now