Capítulo 17: Me adentro en un paraíso para niños.

104 12 0
                                    


Pov Percy

Había tenido otro sueño demasiado raro. Apenas tenían sentido a este punto. Muchas veces ni siquiera sabía de que se trataban o quienes aparecían en él. Aunque pude reconocer a una niña. La hija de Zeus. Thalia. Cabello negro corto, con un estilo punk. Ojos azules, eléctricos y tormentosos como los de un rayo. Lápiz labial oscuro y pecas en la nariz.

No supe como la reconocí, y fue un sueño demasiado extraño. Pero cuando quería darme cuenta, una sacudida me despertó. Mi visión seguía borrosa, pero pude reconocer la figura de Grover.

-El camión se detuvo.- Me dijo alarmado. -Creemos que vienen a ver cómo están los animales.-

-¡Escóndanse!- Annabeth susurró. Ella lo tenía fácil. Simplemente se colocó su gorra mágica y desapareció.

Grover me jaló y nos zambullimos detrás de sacos de comida. Esperaba que fueran nabos. Pero mientras oíamos las puertas traseras crujir al abrirse, me alarmé al no ver a la única persona que no vi al despertar.

-¿Dónde está Alex?- Susurré, justo cuando las puertas se abrieron, y la luz del sol y el calor se colaron dentro. Grover solo me miró con los ojos abiertos. No sabía si me decía que guardara silencio, o que no tenía idea de a dónde se encontraba.

-¡Qué asco!- Uno de los camioneros se quejó, moviendo su mano frente a su fea nariz. -Ojalá hubiera transportado electrodomésticos.-

Entró y vertió un poco de agua de una jarra en los platos de los animales.

-¿Tienes calor, bola de pelos?- Le preguntó al león, para luego salpicar el resto del balde en la cabeza. El león rugió indignado. -Sí, sí, sí...-

Eso me hizo enojar. Quería salir, pero hasta yo sabía que no era una buena idea. El camionero le arrojó al antílope una bolsa de Happy Meal que parecía aplastada, antes de sonreírle a la cebra.

-¿Cómo estás, Rayas?- La saludó, mientras caminaba hacia ella, acercándose a nosotros. -Al menos nos desharemos de ti en esta parada. ¿Te gustan los espectáculos de magia? Éste te va a encantar. ¡Te cortarán por la mitad!-

La cebra, aterrorizada y con los ojos como platos, me miró fijamente. No emitió sonido alguno, pero la oí decir con nitidez: " Por favor, señor, libérame." Me quedé demasiado conmocionado como para reaccionar.

Entonces se oyeron unos fuertes golpes a un lado del camión.

-¡¿Qué quieres Eddie?!- El camionero se enderezó y gritó.

-¡¿Qué dices Maurice?!- Otra voz resonó afuera, siendo seguramente la del otro sujeto, Eddie.

-¡¿Para qué das golpes?!- Maurice preguntó de nuevo, confundiéndose aún más cuando sonaron otro par a un lado.

-¡Tú eres quien golpea!- Eddie señaló desde fuera, logrando que nuestro sujeto pusiera los ojos en blanco y saliera del camión. Un segundo después, Annabeth apareció a mi lado. Ella debió haber dado los golpes para sacar a Maurice del tráiler.

-Este negocio de transporte no puede ser legal.- Ella dijo.

-No me digas.- Grover respondió con sarcasmo, haciendo girar sus ojos. Entonces hizo una pausa, como si escuchara. -¡El león dice que estos tipos son contrabandistas de animales!-

-"Es verdad"- Me dijo la voz de la cebra en mi mente. Era la segunda vez que la escuchaba, pero al león no. ¿Por qué? Quizá se debiera a otra disfunción cognitiva. . . Quizá solo podía entender a las cebras.

Entonces recordé: caballos. ¿Qué había dicho Annabeth sobre que Poseidón había creado los caballos? ¿Se parecía una cebra lo suficiente a un caballo? ¿Por eso era capaz de entenderla?

-Imprudente.- "El Ladrón del Rayo." (Saga Percy Jackson x Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora