Cría cuervos y te sacarán los ojos

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Durante los once años que Nuria y su gente estuvieron encerrados en Untersberg, se dedicaron a sobrevivir. Al pisar Rousong, falsamente pensaron que hallarían un modo de escapar cooperando con la construcción de una salida subterránea pero lo que encontraron fue un infierno.

El ejército había tomado el pueblo rural cercano al muro de hielo y obligó a sus pobladores a trabajos forzados para tratar de romperlo.

Ni siquiera los niños, enfermos y ancianos fueron perdonados para formar parte de la mano de obra

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Ni siquiera los niños, enfermos y ancianos fueron perdonados para formar parte de la mano de obra. La dictadura de Darren inició cuando, quemó el ataúd con el supuesto cuerpo de su madre dentro, en medio de la plaza central y se proclamó como el rey supremo del país. Desde ese día, como si fuera broma, el sol se ocultó para dar paso a un eterno invierno negro.

Nuria estaba convencida que estaban malditos pero no podía revelar su identidad pues la locura de su hijo era irresoluble. Por ello, fue obligada a trabajar para tratar de romper el hielo bajo las tormentas de nieve cuestionándose cómo diablos su hijo acabó siendo un títere. Recordando a Ginebra, maldecía el día que visitaron el templo para hablar con Priusa sobre la aparición de la llama.

Esa niña era la causa de sus desgracias y no descansaría hasta escapar de Untersberg para buscar ayuda y vengarse de ella. Los meses pasaban y los martillazos contra el muro no se detenían. No faltó quien era cachado tratando de huir y los soldados optaban por matarlo a latigazos o torturarlo hasta morir.

La estadía en ese lugar se volvió un campo de concentración al punto que se empezó a negar el alimento a las personas que trabajaban, como castigo por su falta de avance en el proyecto. La enfermedad y el hambre atestaron todos los pueblos mientras que en la capital, los nobles ricos y el templo se veían favorecidos por el rey que animado por su nueva "consejera", avaló la esclavitud.

La libertad fue suprimida y la gente pobre fue desplazada a los bordes del muro, donde se asentaron para volverse parte de los esclavos que allí habitaban. Nuria trabajaba de día en los muros y de noche ponía empeño en excavar con aquellos que se negaban a morir sufriendo.

Por más que lo intentaran, la tierra era dura y fría para usar palas por lo que la excavación tardaría años en dar frutos. Sin desanimarse, continuaron excavando sin descanso hasta que al cabo de cinco años, una peste cubrió Untersberg.

 Sin desanimarse, continuaron excavando sin descanso hasta que al cabo de cinco años, una peste cubrió Untersberg

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Ellas me quieren muerto Where stories live. Discover now