Este es el tercer intento y solo ansío volver a casa. En la primera fui seducido por la heroína para romper mi compromiso con mi prometida la villana, sin saber que ambas se confabularon para traicionarme y termine siendo exiliado. Luego apareció un...
Tres días después en Untersberg. El ejército regresó y las noticias fueron desalentadoras.
-General Lotte este viaje fue, no sólo inesperado sino que una pérdida de tiempo y esfuerzo- juntando las manos para sostener su mentón, la reina Nuria estaba alicaída
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-El sabio anciano que profetizó la santa resultó ser el cuerpo profanado del guardián. Lo confirmamos cuando el capitán Gig Fuller de Piri, dejó el cráneo a la vista sobre su equipaje un día antes de la partida- Molder entregaba su informe
-Los dioses se encargarán de castigarlos. Molestar el descanso de aquel que nos entregó la llama, es sacrilegio! Claramente se le advirtió a todos los países que irrumpir en su tumba equivalía a quedar maldito de por vida!- Spade seguía incrédulo de quien osó violar ese tabú
-Suficiente. Dejemos que esos miserables se maten entre ellos, no debemos de inmiscuirnos con semejantes pecadores. Mi señora, esta fue una clara señal de que no podemos mezclarnos con ellos en cambio, continuemos negociando con el continente oriental- Lotte miraba a su reina
-El problema es cruzar al otro lado sin morir. El invierno negro durará dos meses más, luego podremos cruzar sin peligro. Abandonemos el siquiera tratar con esas inmundicias de ahora en más, la ganancia se halla del otro lado de la cordillera- el concilio acabó con el cierre de sus fronteras para con sus vecinos
Mientras tanto en el templo. La noticia sobre el sabio anciano no tardó en llegar a oídos de la vieja santa que seguía conservando su versión sobre el hombre que cambiaría el mundo con su llama pero sus asistentes trataban de tranquilizarla al considerarla senil. Al ser una mujer de 87 años, todos la cuidaban esperando otra profecía que si les trajera gloria en otra oportunidad.
-Sí! Sabía que nadie podía quitarme mi final feliz. Por poco y me trago que alguien más que mi héroe podía usar la llama del invierno jajaja!- Ginebra festejaba que se salió con la suya
Se acercó al cuadro en la pared del primer portador de la llama el cual era un joven peliblanco de ojos rojos envuelto en fuego portando una corona cuyas siete gemas eran los colores del arcoiris.
Al apartarlo, movió un ladrillo que abría un cuarto secreto. Ginebra observaba la corona con las gemas completamente negras que yacía sobre un pilar dentro de una caja tallada con animales.
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