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Narrador omnisciente.

Hoy era el primer día de escuela de Annie, Mikasa la había levantado a las seis de la mañana. Tenía tiempo hasta las sies treinta para arreglarse y desayunar, tenía que hacer todo medianamente rápido.

De por si no le pareció buena para nada la hora en la que se tuvo que levantar, estaba de mal humor, pero luego de resignarse se levantó en contra de su voluntad.

Se levantó y se puso el uniforme, se arregló el pelo, hizo sus necesidades y fue a desayunar. Este no era nada del otro mundo, solo un café y unas galletitas.

Una vez estuvo lista, se lavó los dientes y agarró su mochila, guardó las cosas necesarias en sus bolsillos y esperó a Mikasa. Quién apareció segundos después con su traje perfectamente puesto y su maletín, se colocó un abrigo y salieron dirigiendo hacia el vehículo.

Mikasa fue a sacar la camioneta del garage en lo que Annie esperaba en la puerta dentro de la casa para no agarrar tanto frío, cuando escuchó la bocina del automóvil salió y cerró la puerta del frente.

-¿No te olvidas de nada, no?- Mikasa la miró mientras agarraba el volante de la camioneta con una mano y la palanca de cambios con la otra.

-No... Creo no, mi cerebro no está procesando correctamente- la rubia bostezó cuando terminó de hablar.

-Después dormís la siesta, ahora dale, ponete las pilas- Mikasa le dió un apretón en la rodilla como ánimo.

-Bueno... Arrancá antes de que me arrepienta y me vaya a dormir- Mikasa le sonrió un poco y arrancó en dirección a la escuela.

Llegó a la escuela 10 minutos después, acercándose a Mikasa le dió un beso duradero en los labios.

-Suerte, voy a venir a buscarte a la salida. Cualquier cosa que necesites me llamás, ¿Si?- Mikasa le dió un último beso en los labios y dejó uno en su frente.

-Si.

Se despidió y bajó del vehículo, saludándola con la mano cuando estuvo en la vereda.

Se dió la vuelta para caminar en dirección a la entrada y vió que varios la estaban mirando, seguramente se debía a que era nueva y nadie la conocía. En estos momentos agradecía enormemente que los vidrios de la camioneta de Mikasa estuvieran polarizadas, porque si no, todos los allí presentes hubieran presenciado el beso que se había dado con su morocha y empezarían a especular cosas que no quería ni imaginase, es increíble lo metiche que pueden llegar a ser las personas. No quería llamar tanto la atención en su primer día, no lo logró tanto, ya que varias personas la estaban mirando.

Tratando de no darle importancia empezó a caminar hacia la q sería su aula de clases, donde Hitch le había dicho que serían, ignorando las miradas ajenas que la seguían a la espalda.

Dió un par de vueltas debido a que el aula que le tocaba era difícil de encontrar, llegando justo a tiempo cuando tocó el timbre.

Entró al salón recibiendo la mirada de todos allí, observó unos ojos color zafiro que miraban de igual manera sus ojos zafiro.

-¡Annie!- la pequeña Historia se acercó a ella. Dándole un beso en la mejilla izquierda.

-Historia, hola- Annie le dió una sonrisa pequeña y sin dientes.

-Te estaba esperando- la rubia más bajita sonrió.

-¿Cómo?... ¿Sabías que vendría?- Annie estaba confundida al respecto de eso.

MommikasaWhere stories live. Discover now