Prólogo

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El fuerte sonar de sus pasos se podía escuchar como eco por todos los pasillos. BaekHyun iba rechinando sus apenas lustrosos y negros zapatos sobre las baldosas del sucio metro. Con su tarjeta prepagada pasó corriendo como pudo hasta llegar al final de las escaleras, y entre el poco bullicio que se iba perdiendo de la gente...

"¡Detengan las puertas, por favor!" Nadie le hizo caso a su suplicio. Apenas se paró frente a las obvias puertas del metro cerradas, BaekHyun quedó como estúpido, agitado y con la respiración entrecortada al ver cómo su transporte se iba y la última llamada era anunciada fuera. "¡Maldición!"

Nada le quitó que lanzara mil y un improperios que se podía saber al aire cuando vio cómo se fue por completo frente a él. Aunque gente lo pudiera oír y ver, poco le preocupó gritar y lanzar su maldita chaqueta del trabajo al suelo porque ya ni siquiera había nadie en el andén cuando claramente ese metro había sido el último en salir de la noche.

Eran las putas doce en punto de la noche, y tan preciso como era el metro aun en el bajo mundo de Seúl, BaekHyun no hizo más que maldecir otra vez por haber salido tan tarde esa noche del trabajo.

Claro que no había sido su culpa. Él no tenía en absoluto la culpa de que la maldita de Kim SeoHyun decidiera ponerlo a hacer revisión de todas las estúpidas cámaras de vigilancia porque la señorita Lee del local de joyería había dicho que alguien estaba entrando a la tienda, pero no estaba robando. BaekHyun no tenía ni puta idea de cómo era posible que alguien entrara a una tienda que estaba reforzada con una cortina eléctrica y cuatro candados junto a una alarma de movimiento sin que fuera siquiera advertido, y aparte que entrara sin robar nada. ¿Para qué demonios entraban? ¿Y cómo era que Lee se había dado cuenta de eso?

Bueno, pues ahí lo tuvieron toda la tarde, mientras revisaba cada puta grabación de la semana, minuto por minuto desde que el centro comercial cerraba–a eso de las diez de la noche– hasta que abría a las siete de la mañana, sin encontrar evidencias de lo que le pedían y siendo gritoneado por no hacer bien su trabajo.

¡¿Qué tenía que hacer BaekHyun para que entendieran esas mujeres que él no era responsable de lo que ya no pasaba en su hora de trabajo?!

Ah, bien, pues nada, porque luego de estar buscando por horas alguna evidencia de lo que podía estar pasando en la joyería del segundo piso en el Centro Comercial LILAC, finalmente había descubierto (casi dos horas más tarde de su salida) que la persona que estaba entrando a la joyería era la misma señorita Lee en pijama... extraño caso de sonambulismo.

Tantita vergüenza tuvo la señorita Lee después de decirle eso, con muchas venias y miradas incómodas, BaekHyun había decidido tomar sus cosas e irse. El metro podría no estar muy lejos del LILAC, el problema eran los filtros que tenía que pasar por su trabajo, porque aparte de tener que sellar su salida, le tocaba recoger sus cosas en los casilleros ocultos en el subterráneo, subir de nuevo, salir por la única puerta abierta que quedaba al frente, en la punta más lejana de donde estaban sus cosas–por lo que ya había peleado en juntas anteriores que dejaran abierta la puerta de atrás en lugar de la del frente, pero parecía que nadie le hacía caso–, y dejar que le hicieran un cacheo por si acaso decidía pasarse de listo y estarse llevando algo del centro a modo rata.

No importó cuánto corrió con todo eso, aun así había llegado un minuto más tarde de las doce y por eso el metro se le fue. Su último recurso para volver a casa había partido, y ahora...

Con un suspiro y su cabeza agachada, solo pudo ver su pobre chaqueta del uniforme negro tirada en el suelo y pateada. Seguro iba a tener que lavarla cuando llegara a casa, por algo más se podía quejar, pero no creía que pudiera hacerlo ahora cuando ni siquiera sabía cómo iba a llegar a casa.

A Love through Misty Dreams [ChanBaek/BaekYeol]Where stories live. Discover now