"Capitulo siete"

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Durante el almuerzo Daniel me cuenta sobre el instituto y como cambió todo durante estos dos años en los que yo no he estado presente. Me cuenta que se ha implementado el uso de uniforme, por lo que ahora tendré que ir a que me confeccionen uno. Decidimos almorzar en la galería que da al jardín, el aire es fresco y hace un hermoso día soleado, el cual contrasta por completo con Daniel, quien se ve realmente sombrío.
Yo pienso en como iniciar la conversación sobre lo que Bella me contó ayer, pero no se si realmente sea bueno tocar el tema, tal vez se sienta incomodo y no quiero ponerlo en esa situación. Así que solo decido seguirle la conversación.

—No me habías dicho lo del uniforme hasta ahora.—comento mientras agarro un vaso de agua para dar un sorbo.

—Se me habrá pasado.—contesta mientras se encoge de hombros.

Desde que llegó a casa lo he notado cabizbajo, habla de forma normal pero pareciera que todo lo que dice esta ensayado, su mirada se pierde en el jardín mientras habla, de vez en cuando se enreda en sus propias oraciones, sin llegar a terminarlas.

—Ey, ¿Estas bien?—me animo a preguntar—Te noto perdido.

El suspira y suelta una risa, pero no una feliz sino irónica.

—Pensé que disimulaba bien.

—Para nada, pareces un robot—rio por lo bajo, él me mira y sonríe, es la primera vez en toda la mañana que lo hace, porque si, ha estado aquí desde antes de que me levantase siquiera.

—A veces se me olvida que eres la única que me conoce verdaderamente bien.—cruza sus brazos y se recuesta en la silla, parece agotado.

Me acerco y arrodillo frente a él, colocando mis manos en sus rodillas.

—¿Qué ocurre?—pregunto.

Daniel me mira desde arriba, se inclinima y posa sus manos en las mias. Su frente toca la mia mientras cierra sus ojos durante unos segundos, cuando los vuelve a abrir se pone de pie haciendo que yo lo haga tambien. Me rodea con sus brazos y entierra su rostro en mi cuello.

Creo que está realmente triste, pero a la vez siento que no quiere hablar de lo que le sucede, asi que decido respetarlo y no decir nada. Le devuelvo el abrazo y coloco mi mano en su cabello, lo acaricio como si fuese un niño, porque normalmente eso suele calmarlo. Luego de unos minutos lo tomo de los hombros para separarlo de mi gentilmente, tengo miedo de romperlo. Ya frente a frente él me sonríe.
Desde afuera escuchamos como Bella nos llama.

—¡Chicos, Elena esta afuera!—nos avisa desde adentro.

—Ya basta de escenarios tristes—dice Daniel—A partir de hoy vamos a divertirnos. Ya, vayamos.—él se recompone como si nada, como si hace dos segundos no estuviese a punto de llorar.

Al salir de casa Elena nos esta esperando recostada en su camioneta, o mas bien, la camioneta de su hermano. Lleva puestos unos anteojos de sol, una musculosa blanca y unos shorts de jean. Se ve realmente bella, es de esas chicas que pueden ponerse una bolsa de consorcio y verse bien.

—¡Buenos días!—nos saluda sonriente—Dejen sus bolsos en la caja, los espero adentro, las puertas están abiertas.

Se da media vuelta y sube a la camioneta en el asiento del copiloto. Daniel toma mi bolso y lo sube a la caja, luego se pone delante de mi y abre la puerta para que suba primero.
Una vez dentro, Elena presenta a Daniel con Conor, ellos se saludan con un apretón de manos.

—¿Qué hay de Samantha y los demás?—pregunta Elena.

—Nos encontraremos con ellos allí—responde Conor.

—Disculpen la intromisión, pero ¿quién es Samanta y "los demás"? —pregunto a Elena mientras me inclino hacia su asiento.

—Los chicos de los que te hablé, con quienes compartiremos la cabaña—contesta ella.

Amor, Karma y otros problemas. ¿Es correcto amar, aun si lastimas al otro?Where stories live. Discover now