"Capitulo seis"

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Son las nueve y cuarto de la mañana, estoy despierta desde hace casi media hora. No he querido salir de la cama aún, sobretodo porque no quiero despertar al chico que tengo a mi lado. Daniel aún duerme plácidamente, esta boca arriba, con la boca entreabierta y un brazo sobre su pecho. Su respiración es calma y gracias a la luz del sol que entra por la ventana, la cual contrasta con él, se pueden apreciar mucho más las facciones de su rostro.

Desde que me he despertado me quede observándolo, y es que no tengo nada más que hacer, y sobretodo, no me disgusta. Intento levantarme lentamente mientras quito las mantas sobre mi, toda mi cautela es en vano porque de la nada y sin avisar, Elena entra haciendo un enorme estruendo.

—¡Buenas! ¡Buenísimas! ¡Ya es de dia!—entra gritando y aplaudiendo, lo que hace que Daniel abra los ojos inmediatamente y su primera expresión del día sea la de alguien aturdido.—¿Por que aún no—Elena calla de repente al ver a Daniel en mi cama, luego me mira confundida.

—¿Que?—pregunto—¿No aprendiste a tocar la puerta en nuestra anterior escuela?—vuelvo a cuestionar mientras tomo una almohada y se la lanzo directo a la cara.

Ella la atrapa y vuelve a mirarme desconcertada, luego su mirada viaja a Daniel, quien bosteza mientras se sienta en la cama, estirando sus brazos todo lo que puede.

—Lo siento...¿Acaso ustedes dos-

—¡No!—contestamos Daniel y yo al unísono. Ella comienza a reír.

—Pero, si ni siquiera he terminado la frase.

—No es necesario—contesto—sé cómo eres.

—Bueno pues, que se yo...

—Solo estábamos durmiendo.—dice Daniel mientras se pone de pie, se dirige a mi armario y toma unas pantuflas.

—¿Juntos?—pregunta Elena con una ceja levantada.

—Pues... si, es normal entre amigos, ¿no?—contesto, ahora soy yo quien sale de la cama.

—No lo sé, jamás he tenido una relación tan amistosa.—se encoge de hombros—Los espero abajo, vamos a desayunar algo rico. Por cierto, apaga el puto aire acondicionado, pareciera que estamos en el polo norte en esta habitación.—ella se da media vuelta y se va.

Luego de cepillarnos los dientes y lavarnos la cara, Daniel y yo bajamos a la cocina. Elena está hablando con Bella, ambas se ven bastante entretenidas hasta que nos ven entrar.

—¡Allí están! Los estábamos esperando—dice Bella, yo llego hasta ella rodeando la isla del medio de la cocina y le doy un abrazo. Ella me lo devuelve y luego me besa la mejilla.—Te he extrañado niña.—dice, luego su atención se posa en Daniel—Y miren quien más está aquí—él también se acerca para darle un abrazo y un beso.

—Desde hace semanas no te veo.

—¿Semanas? Diría meses—comento.

—Si, meses—repite Daniel, mirando a Bella con una sonrisa cómplice.

—Oh... Si—dice ella, llevándose un dedo al mentón, pensativa—Debo estar perdiendo la noción del tiempo, ya estoy vieja.

Elena y yo nos miramos.

—¿Ustedes son saben algo que yo no?—pregunto a Bella.

Bella y Daniel comparten una mirada más.

—¡Por supuesto que no!—replica ella, yo estoy a punto de quejarme pero vuelve a hablar—Desayunen, cualquier cosa que necesiten me pueden encontrar en el jardín.

Bella abandona la cocina. Yo me siento en el taburete junto a Elena y Daniel junto a mi. Mientras comemos todo lo que Bella preparó, Elena nos habla sobre un lugar muy recurrido por ella y su familia, a las afuras de la ciudad, bah, mas bien diria que mucho mas allá.

Amor, Karma y otros problemas. ¿Es correcto amar, aun si lastimas al otro?Where stories live. Discover now