"Capitulo cinco"

15 0 2
                                    

—Bueno, ya hemos ido a los autos chocadores, tirado al blanco, en lo cual me di cuenta de que soy muy malo, y hasta patinado—dice Daniel, enumerando a las atracciones a las que hemos ido—Por cierto, ¿te sigue doliendo el  culo?—pregunta en tono de burla mientras se ríe.

Yo lo miro mal, si, me caí más de una vez en la pista de patinaje sobre ruedas, y si, aun me duele bastante.

—En mi defensa,  hace mucho no patino.

—Bueno, bueno—dice aun riendo. Yo lo golpeo en el brazo, cuando por fin se recompone, vuelve a hablar.—¿Que más quieres hacer?

—Mmm, ¡mira!—señaló a un puesto donde para ganar un premio se debe encestar tres veces—No eres malo en básquetbol, podrías ganar un premio para mi—digo sonriendo como una niña.

—Supongo que puedo hacerlo—dice tendiendo los hombros—Vamos.

Yo aplaudo emocionada y lo tomo del brazo mientras tomamos rumbo hacia el puesto.

—¡Joven! ¡Anímese a jugar y ganar algo para su bella novia!—anima el señor del puesto a Daniel.—Dele un presente a la bella dama.

—Oh, solo somos amigos—contesta Daniel.

—Así se empieza, joven. De seguro con un presente la conquista.—dice mientras guiña un ojo.

Daniel solo ríe mientras asiente, me mira y alza las cejas, burlon por lo que el señor del puesto dice. Estamos acostumbrados a que nos confundan con una pareja, desde niños, todos creían que lo mío con Daniel era más que amistoso. Tal vez a eso se deba que no ha conseguido novia. Tal vez piensan que sigue conmigo en una relación inexistente. 

Daniel paga lo debido y el hombre  le da el primer balon.

—Veremos que sale de esto.—dice antes de ponerse en posición para el primer tiro, mira al aro por unos segundos, analizandolo. Luego de un momento tira y logra encestar. Al instante comienzo a aplaudir, pero él pero no festeja—Faltan dos más todavía, no cantes victoria que es de mala suerte.

Yo sello mi boca con los dedos. Daniel asiente con aprobación y vuelve a centrarse en el juego. Tira dos veces más y logra encestar ambas.

—¿Ahora ya puedo aplaudir?—pregunto.

—Ahora ya puedes—contesta—Elige tu presente.

—Hum...—miro los premios disponibles y me decido por un peluche de cerdito mediano, muy tierno y rosa.—Quiero aquel—digo señalándolo.

El señor del puesto desprende el cerdito de peluche de su lugar y me lo da.

—Muchas gracias—digo sonriente.

Nos despedimos de él dándole las gracias una vez más y nos dirigimos sin rumbo a otro lugar. No sabemos que mas hacer, asi que vamos por unas palomitas. Nos paseamos un rato por el lugar, hablando de como será mi vuelta al colegio.

—Tal vez podríamos ir a cenar  ya.—propongo luego de haber recorrido casi toda la feria.

—No es mala idea, ya empiezo a tener hambre. ¿Vamos por unas hamburguesas? Hay puesto por aquí cerca.—dice mientras mira al rededor, buscando el lugar.—Allá—señala detrás de mi, yo volteo y veo que a unos tres puestos se encuentra un carro de hamburguesas y papas, el cual tiene varias mesas disponibles.

Veo llegar a un grupo de chicas familiares al puesto, dos castañas y una rubia, afino mi vista porque sé que las he visto antes. Sin emgarbo estan lo suficientemente lejos como para que no logre distinguirlas.

—Oye, ¿ellas no son nuestras compañeras?—digo señalándolas.

—Oye no señales—él baja mi mano y mira hacia donde están, su mandíbula se tensa por un momento, me mira y solo sonríe con la boca cerrada—Eeh, no lo creo.—niega con la cabeza.

Amor, Karma y otros problemas. ¿Es correcto amar, aun si lastimas al otro?Where stories live. Discover now