CAPÍTULO 8 TODO BIEN ATADO

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"El juego acababa de comenzar, y no importa cuanto te prepares para la batalla, al final, siempre te sentirás aterrado"

Al salir del juzgado, nos subimos en la camioneta. Lauren volvió a abrirme la puerta, cosa que agradecí con una leve sonrisa, más bien parecida a una mueca. Mientras viajábamos, no pude evitar mirar el anillo que reposaba en mi dedo. Casada. Una palabra que jamás pensé usar nuevamente en mi, no luego de todo lo que pasó. Y ahora, aquí estoy, junto a una mujer que apenas conozco y tolero. Yo misma me he metido en la boca del lobo, y sinceramente, me encuentro aterrada. Ojalá todo termine bien, y ese tratamiento si ayude al viejo, o todo este sacrificio habrá sido en vano. Un sacrificio que jamás revelaría, y tampoco echó en cara. Le debo la vida a Charlie, e intento devolverle el favor.

Me siento observada, por lo que elevo la vista, encontrándome con unos penetrantes ojos verdes, quienes me miran de una forma difícil de describir. Yo sólo sonreí sin mostrar los dientes, no me sentía del todo bien. Supongo que me llevará un tiempo aceptar que estoy casada, y atada a esta mujer por un año, en el cual, pueden pasar un millón de cosas, así como el millón que ayudará al viejo.

Al llegar a una cafetería, Lauren se bajó primero, y me extendió su mano, la cual acepté mientras murmuraba. Gracias a Dios, creí que moriría de inanición. Escucho un bufido de su parte, y decido ignorarla, cantando suavemente mi tema ancestral. Comida, queremos comida, comida comeré...esto último lo decía más fuerte, y lo jalaba para que se apurara.

La comida cura cualquier pena, incluso, un mal matrimonio.

-Ve a sentarte, yo pediré-sólo me limité a asentir, dando pequeños saltitos en busca de una mesa, mientras seguía con mi cántico ancestral.

Me muero de hambre y sueño a la vez. Cuando finalmente encuentro una mesa que me agrada, me lanzo a ella pegando mi frente a la mesa. Bueno, esto pinta interesante. Al menos hay comida. Tiene toda mi atención, Doña Hielo Jauregui.

-¿Tan fuerte fue la desvelada?-levanto mi cara algo asustada, dándome cuenta de que dormité por unos segundos. La diabla se sienta frente a mi, tan sexy y arrogante como siempre.

-Algo así-respondo vagamente-nunca creí casarme, menos tan temprano y usando jeans-ahogo un bostezo, y veo como ella reprime una sonrisa. ¿Por qué? Sólo sonríe y ya mujer. Sonríe.

-Lo mismo digo Hazel, lo mismo digo...-responde acomodándose la blusa. Mmm, que lindos pechos. ¿Ya les dije? Creo que no. Mi ex casi jefa y ahora esposa, luce de maravilla. ¡Esa blusa negra, Dios! Es la misma Afrodita reencarnada en el cuerpo de esta joven multimillonaria arrogante, que ahora es mi esposa. ¿Linda, no? Mi vida debería ser una telenovela. Tiene mucho, mucho drama. Afortunadamente, el mesero llega a tiempo, antes de que me tire sobre mi ahora esposa y le de duro contra el mur...escucho a Lauren gruñir interrumpiendo mis pecadores pensamientos. La ignoro dedicándome a beber el café y comer mi dona, mmm, dona. El sabor caliente y dulce del café, me hacen ahogar un jadeo y la escucho gruñir otra vez. ¿Se habrá convertido en perro? Reprimo una risilla tonta, y bajo mi café concentrándome en esos pozos verdes. Fríos e intimidantes, como ella. No puedo creer que estemos aquí, y es que, somos tan diferentes...si que tienes un retorcido humor, Dios.

-¿Por qué no me cuentas algo de ti, topolina? Quiero saber de mi bella esposa-dice esto último con algo de sorna, y yo sonrío levemente.

-Lo mismo pido, ciccina. Debo conocer a mi querida esposa...-retruco sonriendo completamente.

-Veinte preguntas-ofrece serena, cruzándose de brazos.

-Que sean diez. Tu empiezas-ella asiente lentamente y, tomando un sorbo de su café, me observa expectante.

Hazel (Camren)Where stories live. Discover now