𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝚇𝚅𝙸𝙸

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[DERIAN]

Quiero una oportunidad. Una para al menos explicar todo, pues ya no soporto que Lukas me evite, aún si apenas va un día.

Empujó la puerta del restaurante y todo está en silencio. Frunzo el ceño confundido al ver que no hay nadie.

¿Pero Lukas salió muy temprano hoy? Sino está aquí ¿En dónde está?

—Derian — me hablan y grito hacia donde provino la voz. Mara viene a toda prisa saliendo de la cocina.

—Hola— finjo una sonrisa — ¿Por qué no han abierto? ¿Y los demás?

—La jefa dijo que esperemos su llegada para abrir— dice en una sonrisa y luego cambia su gesto a uno con desagrado— Los gemelos salieron y el otro chico tonto no ha llegado, debe estar de holgazán.

—No hables así de él— digo con molestia— por favor mantén respeto hacia tus compañeros

Ella rueda los ojos y yo decido ignorarla.

—Bueno, voy a esperar a que abran— digo y me encamino al despacho.

Ella se cuelga de mi brazo inmediatamente — Te acompaño.

Aquí vamos otra vez

Por cierto, nosotros tenemos una cita pendiente ¿Cuando podrás cumplirla?

Doy un largo suspiro, cansado de tener que repetir siempre lo mismo. He perdido la cuenta de cuántas veces la he rechazado y no se da por vencida.
No sé si admirar o enojarme por su perseverancia.

Creo que es momento de decirle las cosas como son de una más firme.

Volteo a verla unos segundos— Ven conmigo

Ambos caminamos a la salida de emergencia que lleva al baldío al lado del restaurante. Algunas personas pasan por la calle y el lugar huele a humedad y moho, sin embargo, no le tomo importancia a esto y mastico las palabras que diré.

Ella me observa con una sonrisita que me da escalofríos. Mara se ríe y se cruza se brazos— ¿Qué pasa?

— Mira, ya te he dicho esto muchas veces y pareces no entenderlo. Lamento decepcionarte pero no puedo salir contigo y por favor, ya no insistas porque me estoy cansando.

Inmediatamente cambia su expresión coqueta y frunce el ceño. Se enojó.

—¿Por qué?— exclama— ¿Por qué no puedes? ¿Que hay de malo conmigo?

Niego y paso una mano por mi cabello llevándolo hacia atrás, estresado— Nada

—¿Entonces por qué?

—El porque no importa, solo quiero que ya no tengas más iluciones.—digo esto para finalizar y camino para irme.

Sin embargo, ella me toma del brazo nuevamente haciendo que me gire y entonces me empuja contra la pared e intenta besarme.

—¡Oye!—digo empujándola

Ella me ignora y insiste en querer besarme. Hago más fuerza sobre ella con cuidado de lastimarla y la aparto.

—¡Cálmate!— digo molesto mientras la sostengo de sus hombros.

Ella me mira fijamente y poco a poco sus ojos se van llenando de lágrimas que no demoran en salir.

—Mara...— le hablo suave intentando calmarla

—Quiero una explicación— llora— Yo... intenté de todo.

—Lo siento

—Dame una razón...

La presión en su mirada es profunda poniéndome un poco nervioso. ¿Será buena idea decir simplemente la verdad? Tal vez así solo ella no tenga más que rendirse.

—Bien te lo diré — digo quitando mis manos de sus hombros y ella se seca las mejillas mientras espera mi respuesta.

Doy un largo suspiro y finalmente lo digo— No me gustan las mujeres.

Al escuchar mis palabras ella abre los ojos con sopresa extrema y a sabiendas que no dirá nada debido al shock, continúo:

—Me gustan los chicos y es por esa razón que no puedo estar contigo... Es más un defecto mío que algo tuyo, lo siento.

De la nada ella comienza a reírse y esto me confunde.

¿Se volvió loca?

—¿Enserio?— dice y se ríe nuevamente— ¿No podías darme mejor excusa?

— Si me crees o no, es tu problema — digo con el fin de irme de nuevo

—Entonces eres un marica

Sus palabras me sorprenden debido a que nunca nadie me había llamado de esa manera. Decido ignorarla y paso a un lado de ella dispuesto a no seguir escuchando

—No lo pareces. Sabes, pensé que el marica era Lukas, él si lo parece.

Me detengo. Aquello que dijo me hizo recordar todo lo que Lukas sufrió por comentarios como esos.

—No vuelvas a decir eso— digo dándome la vuelta para encararla— Jamás

—¿Por qué? Acaso no estamos en un país libre de opinión

—Eso no es una opinión, es una forma de agredir a alguien verbalmente.

—¿Por qué lo proteges tanto? ¿Acaso te gusta? ¡Lukas te gusta!— exclama con sopresa

—Te recomiendo que no andes diciendo cosas por aquí y por allá Mara

—¿Él lo sabe? Si Lukas no es gay, ¿Qué pensará cuando sepa que le gusta a uno y no es otro más que su amigo?

—Me estás amenazando?— arqueo una ceja

Ella camina hacía mí y niega— Por supuesto que no, jamás podría decirlo, pero que pasaría si por casualidad se entera. Piénsalo.

Sonrío — Mara, no me importa que vayas y grites que soy gay, en realidad, me estarías haciendo un favor— me inclino a su cara y le hablo con un tono intimidante— Pero no hagas nada contra Lukas, él no tiene nada que ver en tu berrinche, así que compórtate.

—A mí no me hablas así, ¡respétame!— exclama enojada

—¿Respeto? Pensé que no había después de que me llamaste “marica”

Ella da un gruñido, pasa a mi lado bastante molesta y azota la puerta con fuerza.

Suspiro con cansancio y un ruido me sorprende.  Volteo hacia el final del callejón y veo un trasero sobresalir de entre los botes de basura.

Me acerco y más fue mi sorpresa de ver quiénes se trata

—¿Chicos? ¿Qué están haciendo?

Ambos me miran nerviosos. Entonces mi mente vaga y siento mi alma abandonar mi cuerpo.

—Lukas... ¿Lukas estaba aquí?— pregunto esperando a que me lo nieguen

—Eh...— vacila Narín y luego asiente.

—Mierda— maldigo y luego camino a toda prisa hacia la calle— Luego hablaré con ustedes

Salgo corriendo directo a casa, porque siento que es al único lugar al que Lukas iría ahora. Mi corazón bombea fuerte que escucho mis latidos en mi oídos. Estoy asustado de que las cosas se empeoren, que no tenga la oportunidad de aclararlo todo y finalmente, perderlo para siempre.

No puedes, no puedes, por favor... Quédate a mi lado.

Inefable Donde viven las historias. Descúbrelo ahora