𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝚇𝙸

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Trabajar en el restaurante se me había vuelto facil después de varios días, y lo mejor es que teníamos un día de descanso en el cual me la podría pasar en casa todo el día... o en compañía con Derian, cómo ahora.

Reconozco que él es un chico un tanto "empalagoso" y amante del contacto físico.
Siempre de alguna forma busca la manera de estar cerca de mí, sin embargo, justo ahora no me siento nada cómodo.
Y es que una de las principales cosas es que yo estoy enamorado de él.

Derian se acomoda en mis piernas utilizandolas cómo almohadas y esto me sorprende sacándome de mis pensamientos.

-¿Qué estás haciendo?- cuestiono un tanto nervioso

- Tus piernas son cómodas.

Alzo las rodillas para quitarlo de encima y él pone sus manos evitando mi acción.

-¿Por qué eres tan grosero?- me regaña.

Suspiro e intento ignorarlo, me concentro en las imágenes de la tele... Justo cuando Derian comienza a acariciar mis rodillas subiendo lentamente.

-¡Oye idiota!- exclamo sintiendo como mis bellos se ponen de punta

Su aliento sobre la piel en mis piernas se siente caliente y sé que no podré soportar mucho.

Al final, también he tenido fantasías con Derian.

Me levanto de golpe y Derian se levanta rápido evitando caer. Estoy por irme cuando me toma de la mano deteniéndome.

-Solo estaba jugando, no te enojes- finge tristeza.

Jala de mí para hacerme sentar a lo que pongo resistencia.

-¡Mierda Derian!- maldigo aún dándole la espalda.

Él comienza a reírse y esto me hace enfurecer.

-Prometo que no te molestaré- se pone de pie y me gira para verme de frente- No te enoje...

Su voz se calla abruptamente cuando su mirada baja a mi entrepierna y el bulto en esta. Me alejo de él y corro al baño.

Mis emociones están alborotadas y la vergüenza me consume. No quiero pensar en el sin fin de pensamientos que Derian tiene ahora de mí. Me cubro la cara, me recargo en la pared y me dejó caer hasta llegar al suelo.

Medito lo que tendré que hacer, las explicaciones que daré e incluso si seré capaz de volver a verle a la cara. En algún momento de mi regaño interno me pareció escuchar la voz de él llamándome trás la puerta.

No sé cuánto tiempo pasé encerrado cuando decidí salir del baño. Las luces ya estaban apagadas y el lugar estaba en silencio.

Me giro hacía la puerta de a lado y con pasos silenciosos me acerco y la abro.
En la habitación, Derian está acostado y parece estar dormido.

Sé que está mal, sé que esto está más que mal pero no pienso en eso simplemente. Al mismo tiempo no sé que quiero hacer o sentir al ver a una persona dormida y vulnerable.

Me detengo frente hasta quedar frente a él. Suspira profundamente y sonrío.

Incluso dormido sigue siendo atractivo.

Con la poca luz que entra por las ventanas, observo cada detalle de su rostro; las largas pestañas que descansan sobre sus pómulos, sus cejas ligeramente alzadas dándole un aire más tranquilo, su nariz perfectamente perfilada y sus labios, entreabiertos... carnosos...

Sus labios ¿Sabrán tan bien como se ven?

Pongo mis manos sobre la almohada y me inclino. Solo puedo pensar en lo que está persona me hace sentir, en lo mucho que deseo probar aunque sea una pequeña porción de él... El bombear de mi pecho se hace más intenso y no quiero detenerme, aún así, una parte de mí sigue conciente.

Cierro los ojos cuando siento toque de sus labios con los míos.
Una sensación cálida...

Fueron tan solo unos segundos, unos que querían que se hicieran eternos... o que simplemente no existieran.

Abro los ojos poco a poco para encontrarme con la mirada directa de Derian. me sobresalto y estoy por huir cuando su agarre en mis brazos me hace caer a un lado de la cama con él encima no dejándome ir.

Esperaba de todo, un reclamo, un golpe, lo que sea, pero nunca esperaba volver a sentir sus labios.

Me quedo aturdido hasta que sus labios comienzan a moverse sobre los míos. Intento escaparme pero su agarre no me deja. Su lengua se cuela en mi boca y sé que tengo que detenerme ya.

Con una fuerza (que no se de dónde obtuve) logré quitarme a Derian de encima y huir a toda prisa de su habitación y lejos de él.
Al llegar a la mía y pensar sobre lo que acaba de pasar, me es imposible de creer.

De no ser por la agitación en mi respiración, la pequeña molestia del agarre de él sobre mí y la calidez en mis labios, podría decir que todo fue un sueño.
Pero no, no lo fué... ¡Todo fué real!

Él y yo nos besamos.

Inefable Where stories live. Discover now