EXTRA: 🦋AZUL🦋(Versión en físico)

Comenzar desde el principio
                                    

—No... —solloza.

—Está bien.

Me siento y apoyo mi espalda contra una de las patas del piano. Chelsea, a mi lado, se abraza tan fuerte que casi parece que está sosteniéndose para no romperse. Y a pesar de que estoy preocupada, no me alarma tanto verla de esa manera. Aquí todos hemos pasado por ese momento.

—A mí también me gusta el piso.

Silencio de su parte. Tampoco espero que hable.

—A veces logras una mejor perspectiva de las cosas desde aquí —digo suspirando—. Cuando te levantes verás un poco mejor.

—No puedo —susurra.

—Podrás hacerlo en unos minutos.

—No puedo. Solo me queda menos de un mes y nada ha cambiado.

—No hay prisa.

—¿Tú ya no la necesitas?

—No —respondo y me siento como toda una mentirosa.

—¿Fue... duro?

—Lo fue.

—¿Por qué?

Tomo aire y lo expulso ruidosamente. Voy hasta el pequeño parlante y lo enciendo. Una canción que no conocía empieza a sonar, pero no la cambio, si está en la lista es porque a Chelsea le gusta y todas las canciones que me ha enseñado, me han gustado. Regreso y me arrodillo a su lado.

—Hace frío. Vamos a tu habitación.

Desde que llegué estoy temblando, y ella también.

—No puedo, Azul.

—En unos minutos podrás... Todo va a estar bien.

Me siento otra vez, un poco más cerca. Repito su pregunta en mi cabeza. Quiero responderle, pero no quiero hablar más sobre lo que pasó. No me salen las palabras, estoy cansada de hablar y hablar. Mi pasado tiene un mal sabor. No me gusta y no quiero probarlo nunca más.

—¿Dónde has estado toda esta semana? —pregunta en un tono de voz muy bajito.

—Pensando —respondo.

—¿En qué?

—En mí, obviamente.

—Eres muy misteriosa —susurra.

—No es eso. Es solo que... soy mejor para escuchar que para contar.

—A mí me gustaría escucharte. Cuéntame algo... Por favor.

—Vamos a tu habitación —digo.

—No puedo moverme.

—Puedo ayudarte.

No responde inmediatamente. Otro relámpago nos ilumina y al segundo todo vuelve a vibrar.

—Necesito... —La voz se le corta—. Un minuto más, por favor.

—No hay prisa —Le sonrío a pesar de que no me ve.

Su rostro sigue escondido bajo los rizos. Al parecer hoy no se ha peinado. Hago un apunte mental para más tarde ofrecerme a batallar contra su cabello. Recuerdo la primera vez que la vi, lo llevaba lacio y luego pasó a ocultarlo, hoy ya no lo hace. Ojalá pudiera guardar en algún lado el recuerdo que tengo de ese día. Había algo en su mirada. Algo que reconocí de inmediato porque lo había vivido. La mirada que tenía ese día es la misma que veo en mi espejo todos los días.

La sentía completamente gris y no me gustó. He dejado de ser muchas cosas, pero en ese momento seguía siendo obstinada y me lancé a perturbar su vida. Hoy ella mira diferente, a mí, a Isaac, a ella misma y al mundo.

BACKSTAGE (BORRADOR) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora