- Genial - dice, de brazos cruzado -. Como si no tuviéramos ya suficientes problemas...

- Todavía no lo comprendo - comenta Hermione, pensativa.

- Yo si - dice Peeta -. Bella activó una vaina accidentalmente.

- ¿Qué? - pregunta Tris -. ¿Una vaina?

- Si, son un obstáculo creado por el Capitolio, el antiguo gobierno que regía en mi saga - explico -. Pueden contener trampas, bombas o incluso... mutos - intento no estremecerme al pronunciar esta última palabra.

- Eso no suena nada bien... - dice Tobias, que menea la cabeza -. Asumo que los mutos no son para nada agradables.

Asiento con la cabeza.

- Muto proviene de mutaciones. Son animales que han sido genéticamente alterados para su uso como armas inteligentes o formas de tortura. Pueden ser desde un simple pájaro hasta grandes lobos o monos.

Oigo un coro de gritos ahogados. Mientras hablo, intento mantener una voz firme que oculte mis nervios y el miedo que siento por dentro. No estoy segura de que pueda pasar por esto de nuevo. Debo permanecer fuerte. Estoy harta de repetírmelo, pero ni mi cuerpo ni mi mente parecen hacerle caso.

Tobias suelta una palabrota.

- No lo entiendo, esto es imposible - se queja -. ¿Cómo se supone que llegaremos a la sede ahora? Si vamos por tren, somos asaltados por arpías; si nos movemos bajo tierra, nos atacan las arañas. Y resulta que ahora no podemos trasladarnos por la superficie porque la ciudad está plagada de trampas y obstáculos - el muchacho suena realmente irritado.

Todos se callan, mientras piensan una respuesta a la alarmante situación que se nos ha presentado.

- No hemos encontrado nada en los edificios - comenta Hermione -. Parecen seguros.

- Pero ¿cómo nos trasladaremos de edificio en edificio? - pregunta Percy -. No tenemos los poderes de spider-man, no podemos andar saltando de techo en techo así de fácil.

- Quizás con una escalera - propone Thomas.

- Demasiado peligroso - dice Tris -. Además, avanzaríamos muy lento. Debemos mantener un ritmo rápido si no queremos que todos los monstruos que nos acechan nos alcancen. Recuerden que ahora hay un vampiro enfadado suelto...

- Creo que hay otra forma - interrumpo, cuando una idea se me viene a la mente luego de explorar en mi cabeza los distintos acontecimientos de mi pasado con el fin de relacionarlos con lo que está sucediendo en este momento - . Durante la guerra usábamos un holo para localizar las trampas, un dispositivo que se emplea como un mapa y que señala el lugar en donde podrían estar algunas de las vainas que se ocultan en las calles.

- Genial - exclama Percy -. Problema resuelto.

- El dilema es que no tenemos ni la menor idea de dónde puede llegar a encontrarse - dice Peeta -. Si el Hilo nos ayudó en el laberinto, lo más probable es que en esta ciudad también logremos hallar un "amuleto de la suerte" que nos guíe. Ahora, tratándose de un lugar tan grande, podríamos pasar días buscando sin encontrar nada.

- Por ahora, nos refugiaremos en alguno de los edificios - sentencia Tobias -. No necesito más muertes de las que ya tuvimos.

Nos movemos en conjunto por la calle, esquivando los restos de sustancia negra esparcidos por el suelo. Analizo al grupo mientras avanza y noto que el cambio en el número de integrantes es cada vez más notorio. Si bien perdimos a Teresa y a Peter en el laberinto, cuando arribamos a Chicago seguíamos siendo un clan abundante. Pero ahora, luego de los incidentes con Harry, Bella y Edward, nos reducimos a once tributos y nuestras fuerzas comienzan a perder la potencia que solían tener cuando éramos más.

Nos introducimos en un edificio alto y no tan demacrado como los que lo rodean, aunque no parece estar habitado por nadie. Aunque la poca luz que entra por las ventanas alcanza a iluminar el ambiente, mantenemos las linternas en alto para obtener un mejor panorama del lugar. Pateo unos cuantos cristales rotos distribuidos por el piso. Pareciera como si alguien hubiera entrado por la abertura, haciendo añicos el cristal.

- Quédense abajo momentáneamente - ordena Tobias -. Jace, Thomas, acompáñenme a explorar los pisos superiores.

Los tres muchachos se apartan y encaran hacia la escalera para desaparecer luego de subirla. Nos quedamos sumidos en un mutismo casi absoluto, mientras seguimos inspeccionando la habitación con la mirada. Algo en este lugar no me gusta, presiento que no se trata de un sitio demasiado fiable; el ambiente que genera es algo tenebroso. Sin embargo, absolutamente ninguno de los lugares en los que estuvimos fueron seguros.

De repente, un ruido proveniente de arriba me sobresalta. Subo la escalera saltando de dos en dos y arribo a un pasillo en el segundo piso. Voy registrando las habitaciones fugazmente hasta que arribo al cuarto del fondo y encuentro a los muchachos congregados en una esquina. Observo atentamente y descubro que tienen acorralada a una especie de criatura. Un demonio. Su cuerpo es de color verdoso, tiene una boca amplia y cuernos.

Thomas y Tobias lo sujetan, mientras éste intenta zafarse, para que Jace logre asesinarlo. El cazador de sombras está a punto de efectuar el golpe final cuando un grito lo detiene.

- ¡No! - aúlla Annabeth, dando un paso al frente -. Aguarda un momento.

Jace le dedica una mirada confundida, pero la semidiosa se dirige directamente hacia el demonio.

- ¿Qué hacías aquí? - pregunta, con el ceño fruncido.

Ante la falta de respuesta, Thomas y Tobias lo sujetan con más fuerza.

- Nada que pueda interesarles - sisea el bicho, presionado por los muchachos.

- ¿Por qué estás solo? - vuelve a inquirir Annabeth.

Distingo que el demonio está intentando rehusarse a responder.

- Solo exploraba los edificios... cazando tributos.

- ¿Qué nos estás ocultando? - dispara la rubia una vez más.

Ahora si puedo percibir que el monstruo se pone nervioso, decidido a mantener la verdad oculta. Jace lo aporrea para que responda.

- Jamás encontrarán lo que están buscando - vuelve a chillar -. Ellos los alcanzarán y su alianza terminará de una vez por todas.

- ¿Ellos? ¿Quiénes?

- El otro grupo.

Inesperadamente, el demonio se suelta derribando a los tributos que lo sujetaban y embiste hacia nosotros. Por suerte, Jace reacciona a tiempo, pega un salto abismal y hunde la daga en su pecho. El monstruo aúlla y se deshace en cenizas, degradándose por completo

- Valla... - exclama Percy, con los ojos como platos.

El cazador de sombras limpia la sangre de la daga con su remera y patea los restos del demonio para que se esparzan por el suelo.

- ¿Qué... qué ha querido decir? - pregunta Clary, angustiada.

- No estoy muy segura - responde Annabeth -. Pero, pensándolo bien, no es muy normal encontrarse a un demonio solo y aislado en un edificio al azar de la ciudad. Si estaba aquí, es porque cumplía una función. Quizás intentaba proteger algo...

Mantener algo oculto para que no lo encontráramos. ¿Y si el holo se halla escondido en esta misma habitación? Estoy a punto de ponerme a buscarlo cuando Clary vuelve a hablar.

- ¿Y a qué se refería con que nos alcanzará "el otro grupo"?

- Creo que sé la respuesta a eso - dice Thomas, que se aclara la garganta para hablar -. Cuando escapamos del Área por primera vez, descubrimos que nuestro grupo no era el único al que habían sometido a las pruebas del laberinto - explica -. Había otro equipo con el cual tuvimos un enfrentamiento.

- ¿Otro grupo? ¿Cómo el nuestro? - vuelve a preguntar Clary.

- Sí. Pero me temo que éste será distinto. Porque lo más probable es que esté integrado por personajes provenientes de otras sagas.

Los Juegos LiterariosWhere stories live. Discover now