Correr o Morir

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Al día siguiente, nos despiertan antes de la madrugada. Me mojo la cara para apartar el intenso sueño que tengo (no pude dormir muy bien, como de costumbre) y armo una mochila con mantas, cuerdas, cuchillos y botellas, entre otras cosas, para llevar durante el viaje. Observo cómo Peeta coloca sus pertenencias apresuradamente, con las manos temblorosas. Cuando nuestros ojos se encuentran, le dedico una mirada esperanzadora, acompañada de una sonrisa triste. Puedo asegurar que todos estamos igual de tensos y nerviosos.

Terminamos de alistarnos y nos reunimos frente a la puerta norte.

- Bien - anuncia Tobias, que sostiene un imponente cuchillo afilado -. Recuerden: si encontramos a los demás tributos, continuamos avanzando con el Hilo. Sino, tendremos que retroceder y seguir buscando.

Solo espero que Jace tenga razón. No podría soportar sumergirme una vez más en las profundidades del misterioso laberinto en busca de los demás, mi cuerpo y mente lo rechazan. Realmente estoy odiando tener que ingresar una vez más. Inspiro profundamente.

Los primeros rayos de luz asoman en el horizonte y los muros comienzan a separarse, mientras profieren aquel estremecedor y extremadamente agudo sonido. Cuando terminan de abrirse, Tobias levanta su cuchillo y anuncia con voz fuerte y resonante:

- Andando.

***

Al igual que el resto de los días, el clima es húmedo y caluroso. Avanzamos a un ritmo rápido y constante, midiendo el tiempo y controlando que las pausas para descansar y tomar agua no sean demasiado prolongadas. Percy, Thomas y Hermione, que llevan la delantera, parecen muy confiados a la hora de tomar decisiones y doblar en cada esquina, consultando de vez en cuando el Hilo o realizando algún encantamiento brújula.

Mientras corremos, se oyen algunos ruidos y sonidos apagados, que retumban por las paredes del laberinto. Por el momento, no nos hemos hallado ni cerca de encontrarnos con algo (o alguien), pero, ahora que estamos todos juntos, me siento más fuerte y segura a la hora de combatir.

Al llegar a una bifurcación, Tobias levanta la mano para que nos detengamos y hagamos silencio. Alcanzo a escuchar el eco de un traqueteo mecánico, como el de una máquina repleta de engranajes. Aunque creo que sé lo que es, me aferro a las esperanzas de que mis creencias sean equivocadas.

- Nos acercamos al nido de Penitentes - anuncia Tobias, y maldigo para mis adentros.

- Los demás tributos están cerca - anuncia Jace, y levanta la cabeza como si estuviera percibiendo algo.

- Bien - dice Tobias -. Recuerda que no tenemos demasiado tiempo.

Acto seguido, volvemos a ponernos en marcha y enfilamos hacia el pasillo de la derecha. Los sonidos se van intensificando a medida que avanzamos, siendo cada vez más claros y constantes. Extraigo mi arco y coloco una flecha en posición. Me obligo a mantenerme alerta ante cualquier movimiento sospechoso, con el cuerpo tenso. Podrían aparecer en cualquier momento.

De repente, vuelvo a oír el familiar rugido del Penitente a una distancia alarmantemente cerca y me doy vuelta para contemplar como la criatura al final del pasillo se prepara para embestir hacia nosotros.

- ¡Corran! - grita Thomas, y todos salimos disparados hacia adelante.

Mis piernas se mueven a toda velocidad. Mientras corro, el sonido de las pisadas contra la roca se mezcla con el de los disparos de Tris; la rubia aprieta el gatillo de su pistola sin filtro. Las flechas de la ballesta de Susan rasgan el aire, emitiendo un agudo silbido antes de impactar contra el enemigo, mientras que Hermione suelta hechizos al azar.Los ataques consiguen retrasar al Penitente, pero no detenerlo.

Súbitamente, siento que algo me agarra el brazo y tira de mí con fuerza. Por un momento estoy a punto de dispararle, pero luego descubro que es Jace, que me conduce hacia un desvío y me separa del grupo. Juntos, nos metemos en un pasillo distinto y continuamos avanzando.

- ¿Qué estás haciendo? - le digo, con la respiración entrecortada, cuando ya estoy segura de que el Penitente se fue junto con el resto de nuestro grupo.

- Es por aquí - indica -. Tranquila, los alcanzaremos más tarde. Esa cosa los mantendrá entretenidos por un rato.

Caminamos por los corredores con paso apurado. No puedo negar que su presencia me incomoda; sin embargo, sigo creyendo que este chico está haciendo lo correcto, por más egocéntrico y orgulloso que me parezca.

El cazador de sombras se detiene al frente de uno de los muros y lo inspecciona detenidamente.

- Ayúdame a apartar estas enredaderas - me pide y juntos nos deshacemos de las plantas.

Luego, extrae una larga varilla alargada y cilíndrica decorada con grabados a la que creo que llaman "estela". El muchacho apoya la herramienta sobre la piedra y comienza a deslizarla sobre la superficie, trazando unos garabatos que para mí no tienen sentido alguno.

- Es una runa de apertura - dice al finalizar y, justo después, un gran trozo de piedra se desprende, abriendo un hueco lo suficientemente grande como para que pasáramos los dos.

Primero ingresa él, y yo entro después. El corazón se me acelera inmediatamente.

Jace tenía razón. Los Tributos estaban allí.

***

Nos encontramos con Clary, Harry, Edward y Peter. Se encuentran inconscientes, flotando en un líquido violáceo dentro de unas cápsulas cilíndricas de cristal. Contemplo horrorizada los rostros de los chicos. Jace extrae una daga de su cinturón inmediatamente y comienza a aporrear el contenedor de Clary. Yo lo imito y golpeo los demás con mi arco.

Después de unos estresantes segundos, el cristal se quiebra desparramando pequeños trocitos por el suelo y los tributos son liberados. La mayoría recupera la conciencia en un instante, tosiendo para eliminar el agua de sus pulmones. Todos menos Peter.

Me acerco al cuerpo inerte del muchacho. Jace se agacha junto a mí y coloca su mano sobre el corazón del muchacho. Luego le toma el pulso y sacude la cabeza negativamente. Cierro los ojos con fuerza justo cuando suena el boom del cañón.

Le doy un beso en la frente para despedirlo y me pongo de pie, intentando no ponerme sentimental en un momento como este. Necesito mantenerme fuerte. Necesito controlar mis emociones para que éstas no me dominen. No debo olvidar que estoy en una Arena y tengo que mantenerme alerta; las muertes pueden tener lugar en cualquier momento.

- Eh Katniss... - dice Jace y, por primera vez desde que lo conozco, noto que sus voz tiembla ligeramente -. Creo que tenemos visitas.

Miro hacia el hueco en el muro por el cual ingresamos y me encuentro con el horrendo rostro de un Penitente.

Mierda. Estamos atrapados

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