Osadía

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Hermione profiere un grito desgarrador.

- ¡Arpías!- dice Annabeth, alarmada -. ¡Nos están atacando!

Tobias se sube a un asiento y abre una escotilla en el techo para salir al exterior del tren y combatir con las bestias desde afuera. Los demás tributos lo imitan y comienzan a desbloquear las demás salidas. El tren sigue sacudiéndose torpemente. Tengo miedo de que un movimiento brusco pueda tirarnos al suelo, por lo que me aferro con fuerza con un brazo a la mano de Peeta y con el otro a un asiento.

Otra arpía intenta hacerse con uno de los tributos, pero Thomas le propina un palazo que la obliga a retirarse, mientras emite un chillido agudo de agonía. Más criaturas se precipitan hacia el tren intentando entrar.

- ¡Incendio! - pronuncia Hermione, y las familiares lenguas de fuego engullen a las mujeres-buitre.

Acto seguido, la maga salta sobre un asiento y se escapa por una de las escotillas en el techo.

Dado que la mayoría de los tributos se encuentran afuera, decido salir para ayudar. Thomas y Susan se quedan defendiendo el vehículo desde adentro.

Cuando salgo, el viento me azota con violencia. Distingo una bandada de "pájaros" revoloteando alrededor de los tributos, que lanzan balas, hechizos y flechas para bajarlos. Una de las criaturas despliega sus alas mientras planea hacia los muchachos y extiende sus garras con el objetivo de aferrarse a uno de ellos. Contemplo como parece rebotar al intentar agarrarse a Bella, que la hace salir despedida hacia arriba.

Los ataques de las arpías no son muy efectivos. Una a una, las aves van cediendo y observo como caen del cielo e impactan contra el suelo al costado de las vías, al igual que meteoritos. Una de mis flechas alcanza un ala y derriba a una de ellas. Las pocas restantes se alejan volando, mientras los tributos le arrojan todo tipo de municiones imaginables antes de que terminen desapareciendo por completo.

Mi mirada se centra en cómo el tamaño de las bestias va disminuyendo a medida que se alejan. Luego miro a Hermione y me encuentro con su rostro devastado.

Se han llevado a Harry. Sin embargo, no ha sonado el cañonazo. Eso significa que puede haber sobrevivido. Pobre Hermione; no le va a ser fácil seguir adelante con esa inseguridad, estando alerta al ruido del cañón que puede sonar en cualquier momento.

Sin embargo, aún hay esperanzas de que siga con vida...

***

El tren aún no frena. Mi cabeza yace apoyada sobre el hombro de Peeta, mientras mis ojos miran a través de la ventanilla como los paisajes urbanos de Chicago pasan zumbando a toda velocidad. Un recuerdo de mis antiguos Juegos me estremece, volviendo a los momentos en los que aquel tren del Capitolio me conducía hacia una muerte casi segura en la Arena.

Tobias se asoma por la ventana, observando atentamente.

- Prepárense - dice, cuando se aparta -. Estamos por llegar.

Todos nos levantamos y comenzamos a alistar las cosas. Picada por la curiosidad, me asomo para observar a dónde nos dirigimos, aunque no distingo nada en particular que llame demasiado mi atención.

- Tendremos que saltar otra vez - anuncia Tris -. Asegúrense de flexionar bien las piernas antes de aterrizar si no quieren sufrir un esguince o algo parecido.

¿Qué? ¿Acaban de hacernos saltar a un tren en movimiento y ahora quieren que lo hagamos de vuelta? ¿Qué clase de conductas son esas? Comienzo a sospechar acerca de las habilidades de estos muchachos; quizás los subestimé antes de conocerlos.

Nos acercamos a un tejado cubierto con pequeñas rocas blancas. Tobias toma carrera y se impulsa hacia adelante, aterrizando con gracia en la superficie, mientras da un rol adelante, para terminar poniéndose de pie como si se hubiese bajado de un vehículo en vez de haber saltado de un tren en movimiento. Tris salta tras él, seguida de los demás tributos que comienzan a lanzarse hacia afuera.

Los Juegos LiterariosHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin