CAPÍTULO 16.

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El tiempo pasó más rápido de lo que Sebastian hubiese querido, desde el día en que casi tenía a Elisabeth en el aparcamiento de un hospital, no había vuelto a hablar con ella, si no era para transmitirle del bienestar de Carol. Ni siquiera una felicitación por año nuevo o en el cumple de su querida niña pudo intercambiar más de cuatro palabras seguidas. Que Daniel estuviese con ella todo el tiempo, dificultó la situación y los sentimientos.

Estaban en el último fin de semana antes de la boda, Óscar ya había preparado una gran salida con Elisabeth y algunas amigas que habia invitado a su despedida de soltera, aunque realmente ninguno de los que fueron a esa despedida lo pasaron divertido. Elisabeth y Óscar estaban decaídos por motivos obvios, sus amigas porque no sabían que estaba pasando, ¿Porque la novia estaba tan triste a solo unos días de su boda?

Narra Sebastian.

No me creo lo invecil que soy...

- Papá...

Carol entró a mi habitación, en donde yo estaba tumbado en la cama.

- Papá, tienes que levantarte.

Llevaba días encerrado entre las cuatro paredes de en la que más de una vez hice mía a Elisabeth, las mismas cuatro paredes en las que tuve que follarme a mi expareja, para proteger a mi niña.

- Papá, no iré a su boda si no quieres, a mi tampoco me apetece ver cómo ella elige a alguien más.

- Carol, tienes que ir, eres muy especial para Eli, y te necesita el día de su boda.

Mi niña se recostó conmigo e intento hacerme sentir bien, pero la verdad esque un corazón roto es muy difícil de curar, y por muy película de Disney que parezca, es la pura verdad.

Era casi de madrugada y yo aún no dormía, Carol si que está dormida, a mi lado, como cuando era pequeña y le daba miedo los truenos, Eli le ayudo a superar eso.

Dos días después me decidí a hacer un último esfuerzo, fui a buscar a Elisabeth a su casa y por suerte si estaba, y sin su estúpido novio.

- Sebastian, ya di algo, ¿A qué has venido?

No sabía cómo empezar a hablarle, su mirada parecía dura sobre la mía.

- No quiero que te cases con él.

Demandé.

- Pues yo sí quiero.

Respondió.

- Al menos responde a la pregunta, ¿Sientes al menos un poco de amor por mi? Solo un poco, no atracción sexual, amor, del que arde en el pecho.

- Sebastian, claro que te quiero, eres mi amigo, amo a tu hija.

- No es eso lo que te he preguntado.

Estaba más nervioso y preocupado de lo que me mostraba, necesitaba parecer seguro.

Ella se resistía a contestar.

- Si no me amases como yo te amo, no me habrías seguido aquel beso, solo dime porfavor y te dejare tranquila.

- Aunque te dijese que te amo, seguirías insistiendo, incluso más que antes.

Eso es cierto.

- Me amas.

Afirme sin estar seguro, pero pareciendo tener todo el poder del mundo. Como ella no respondía opté por presionarla, solo un poco, acercándome a ella.

- ¿Porque casarte con él? Óscar me ha dicho que no eres feliz, ¿Porque no aceptas de una maldita vez que me quieres a mi?

La tomé del mentón para que me mirase a los ojos.

Profesor Stan: A tu lado.Where stories live. Discover now