Ellos fueron objetos sexuales toda su vida, solo conocían de abusos y maltratos.
Comprados por un desconocido, esperando la peor de las vidas.
Ella solo quería compañía.
Tal vez no fue la mejor manera, pero tenerlos evitaba que colapsara.
Y se i...
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Víctor...
Todo había quedado en la nada, la pelirroja al salir de la tienda actuó como si no se hubiera derrumbado en mis brazos, mostrándome lo débil que podía ser. Siguió el resto del día con una sonrisa en su boca, fingiendo que nada la rompía.
Dos días había pasado desde ese suceso, llegue a la cocina esperando ver a Gia desayunando con mis hermanos pero no, ella no se encontraba en la casa, fruncí el ceño buscando a la nana para que respondiera donde estaba.
-¿Donde esta Gianna?- le pregunte al que siempre la acompañaba.
-Esta en el cementerio, hoy...-
La casa estaba sumida en un terrible e incomodo silencio, como si ese día todos se hubieran olvidado de sonreír y solo estaban tristes.
-Hoy es el cumpleaños de su hija- Mike venia con un par de papeles. -Se que no les puedo ordenar nada, pero seria bueno que la dejaran sola-
¿La hija de Gianna? Algo escuche decir unos días atrás a los guardias que cuidaban la casa, pero decidí pasarlo por alto porque esperaba a que ella me contara que ocurrió con su familia. Sabia que era un tema delicado y le quería dar su tiempo, para que se sintiera en confianza de mostrarnos su parte mas débil.
-¿Vendrá?- notaba la preocupación de Dante.
-Si, debe estar por llegar- miro su reloj.
En lo que nos sentábamos a comer, abrieron la puerta y pronto se la vio entrando a la cocina, vestida de negro y con un ramo de flores violetas -Nana, ponlo en su cuarto- su rostro era el de alguien totalmente abatido por la nostalgia. Las bolsas debajo de sus ojos, la palidez en su piel y esa jodida mueca hacia abajo que adornaba sus labios.
-Si mi cielo- la mujer busco un florero y se llevo el ramo.
Camino hasta la cafetera sirviéndose una taza -Mike, cancela mis reuniones de hoy-
-Si pequeña- él no pregunto el por que.
-Iré a correr-
Cada uno de sus movimientos era lento, como si respirar le costara y se estuviera obligando a hacerlo. Pensé que no nos prestaría atención pero antes de perderse de nuevo por el pasillo, volteo dándonos una sonrisa fingida -Buenos días chicos, espero que tengan un bien día.-
-Ama- Izan la llamo pero ella no le respondió ni regreso.
-No volverá- el pelinegro fue quien le contesto.
-¿Puede estar sola en estas condiciones?- no estaba preocupado, pero si me parecia que no la debían dejar sola-
-Es peligrosa de esta manera-
-¿Por qué?-
-Porque esta herida, y no le importa destruir todo. Ella no tiene nada por lo qué vivir- Mike se levanto, dando un suspiro muy sonoro -Por favor, no la molesten hoy. Es difícil para ella-
