Ellos fueron objetos sexuales toda su vida, solo conocían de abusos y maltratos.
Comprados por un desconocido, esperando la peor de las vidas.
Ella solo quería compañía.
Tal vez no fue la mejor manera, pero tenerlos evitaba que colapsara.
Y se i...
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Dante...
Por las voces que escuche la noche anterior, Gianna llego borracha e Izan se metió en una pelea con su acompañante. Quise ir a verla, quise ver como se encontraba.
Pero cuando tome coraje y me acerque a su puerta, dentro encontré a Víctor abrazándola mientras dormía, ella reposaba su cuerpo sobre el torso de mi hermano, y él, la envolvía como si fuera su posesión mas preciada.
-Vete, esta cansada- nuestros ojos se encontraron -No te necesita, solo me necesita a mi-
-Yo...- agache la cabeza.
-Solo sigue siendo un fantasma, como hasta ahora-
-No quiero, ella me gusta- termine confesando ante mi hermano los sentimientos tan extraños que tenia hacia la pelirroja. Regrese a mi cuarto, y no pude conciliar bien el sueño, dado que en mi cabeza se seguía repitiendo la imagen de ella y Vic.
Me levanté temprano para preparar un desayuno y llevárselo a la cama, pero al bajar ella ya se encontraba en su oficina. Nosotros no hablábamos desde el malentendido de mi cuarto, Gianna se distancio de mi.
Quería decirle que yo no era alguien tan frágil y que jamás cruzó por mi cabeza la mas remota idea de que ella me lastimaría o me obligaría a hacer algo que no quisiera. Pero no tenia oportunidad de hacerlo.
Fui directo a la cocina y por suerte para mi, mis hermanos no estaban.
-Hoy vienes mas temprano- Eleonor preparaba una bandeja, que asumi era para Gia.
-¿Es su desayuno?-
-Si si-
-¿Puedo llevárselo yo?-
Asintio con una sonrisa, que me hizo sonrojarme.
Al llegar a la oficina, me sentí mas ansioso de lo habitual-Hola- me acerque al marco de la puerta.
-Hola ¿dormiste bien?-
-Si, ¿ya desayunaste?- entre con la comida en mis manos.
Negó- no tengo hambre, ¿necesitas algo?-
-¿Quieres compartir conmigo?-
Ella frunció el ceño pensando, pero luego se dio por vencida -Claro, ¿por qué te despertaste tan temprano?-
-Tú...-
-Yo...-sonrió.
Entre al lugar y me senté frente a ella -voy a decir algo que me da mucha vergüenza pero si no lo digo ahora lo tendré atorado todo el día-
-Dime-
-¿Me ayudarías a practicar lectura?-
Se quedó estática en su silla mientras me miraba con un extraño brillo en sus ojos. Quería que dijera que si, que me aceptaba.
