Ellos fueron objetos sexuales toda su vida, solo conocían de abusos y maltratos.
Comprados por un desconocido, esperando la peor de las vidas.
Ella solo quería compañía.
Tal vez no fue la mejor manera, pero tenerlos evitaba que colapsara.
Y se i...
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Víctor
Al estar de nuevo en la mansión, lo único que hice fue encerrarme en el cuarto y acostarme, no quería ver a nadie. La necesitaba, pero me sentía demasiado sucio como para poder estar con Gia.
-¿Amor?- ella golpeo despacio -te traje comida-
-Vete-
-Vic-
-DEJAME EN PAZ- grite, para después oír sus pasos alejarse.
Me quede allí, hundiéndome en mi miseria mientras los recuerdos de esas dos semanas volvían a atacar cada vez que intentaba dormir. A los únicos que deje entrar fueron a mis dos hermanos, que simplemente se sentaron a mi lado acompañándome mientras lloraba.
Una semana llevaba en mi habitación, cuando un toque en la puerta me hizo que me levantara pensando que tal vez era ella, y necesitaba pedirle una disculpa. Porque no había sido su culpa.
Abrí la puesta emocionado pero no, en su lugar una chica con gafas me sonrió -Hola Víctor-
Fruncio el ceño desconfiando de esa extraña -¿Quién eres?-
-Soy tu acompañante terapéutica ¿quieres ir a desayunar?-
-¿Gianna te contrato?- pregunte.
Asintió -Pensó que una profesional podría ayudarte mas-
-Yo ya tengo alguien con quien hablar, mi psicólogo- me cruce de brazos -no necesito nadie mas-
-¿Podrías intentarlo?- su rostro quería parecer amistoso.
-Esta bien- suspire.
Ella era enviada por mi novia, sabia que la pelirroja queria lo mejor para mi y por ello colaboraría con esta extraña.
-Si voy a desayunar- respondí la pregunta que me había hecho.
-Si claro- cuando su mano se poso en mi brazo automáticamente me separe.
-Perdona, lo haremos de a poco ¿si?-
-Esta bien- me limite a decir.
En la planta principal, revise de pasada si ella estaba en la biblioteca o en su oficina pero no la encontré. En su lugar, Dante estaba con una tutora y Izan hablaba con un par de hombres en la sala de estar.
La cocinera me sonrío al verme ingresar a la cocina -Mi niño-
-Hola nana-
-¿Qué quieres comer?-
-Cualquier cosa- la duda se planto en mi y necesitaba una respuesta -¿Gia?-
La mujer puso una mueca -Ella esta trabajando-
-¿Salió muy temprano?- jugué con la cuchara dentro de la taza.
-Cuando llegue ya se habia ido, supongo que tenia reuniones importantes-
