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"Bajo la luz de la luna y un cielo estrellado, la verdadera belleza, la encuentro en ti."



















Eres un niño tonto, Dongju.

Las pequeñas cabañas de madera que conformaban su aldea comenzaban a alejarse en su campo de visión. El viento empezaba a cesar, el olor a pino y flores se asomaban a sus fosas nasales.

Su cabello alborotado, movida por el viento fresco que lo hacía poner la piel de gallina.

El pequeño Xion caminaba por el inmenso bosque cubierto por grandes pinos y plantas silvestres. De noche se veía más tenebroso de lo que había imaginado, pero nada ni nadie lo podría detener.

Bajo sus pies, las piedras y ramas secas resonaban con un gran crujido, alterando la paz del lugar.

Una sonrisa se plasmó en su rostro con delicadas facciones. Su mirada se alzó hacia el cielo, ese que solía ser de un hermoso azul celeste, como los ojos del pequeño niño que ahora se encontraba escondido bajo un montón de estrellas.

El cielo oscuro, cubierto por las brillantes estrellas, lo único que iluminaban su camino eran ellas y la luna. Un lindo panorama para el niño de ojos azul celeste que no le molestaba, en lo más mínimo, distraerse un rato con esa magnífica y brillante noche.

Sus pasos fueron bajando de ritmo.

Su manita derecha se extendió hacia el frente, con la palma de esta mirando hacia el cielo oscuro y grisáceo, con sus ojos brillando por la luz de la luna.

Las noche cada vez se hacia más oscura, pero el pequeño niño solo esperaba a encontrar al oberón. Éste comenzó a correr bajo.

Una extensa sonrisa se plasmaba en su rostro mientras que su cabello era movido por el viento fresco. Su cabello ya estaba totalmente alborotado, cubriendo su vista. Sus mejillas teñidas por un sutil color carmín, sus lindos y grandes ojos más brillantes que nunca y sus largas y hermosas pestañas negras resaltaban el color azul eléctrico de sus ojos.

Sus pasos se fueron aminorando cuando comenzó a adentrarse al páramo. Una luz iluminaba desde la entrada, se asomó y quedó boquiabierto, el páramo se veía aún más hermoso de noche, pensó.

Criaturas extrañas y brillantes, flores, el lago iluminado por la luz de la luna, un árbol iluminado de un color que hacían brillar los ojos del pequeño niño.

Dongju se adentró un poco más buscando con la mirada para asegurar si el oberón se encontraba por ahí.

—¡Dongie! ¿Qué haces aquí a estas horas?— hablo Leedo al verlo. El pequeño Dongju dio un pequeño salto del susto y casi cae al agua si no fuera por Leedo quien lo sostuvo de la cintura, la voz de Leedo podría ser algo tenebrosa y cálida a la vez, volteó a verlo y se quedó observando sus fracciones. —¿Dongju?— esos ojos claros y marrones, la piel pálida, el cabello negro y brillante, la sombra morada bajo sus ojos, sus labios color rosa claro —Dongju, te estoy hablando— el niño parpadeo un par de veces.

—Y-yo— aclaró su garganta. —Vine a informate algo— Leedo lo miro arqueando una ceja.

—Qué es?—

—Mi padre está planeando conquistar el páramo— hablo bajito. —Y-y estoy seguro de que está formando un ejército o algo..—

—Si sabes que esto es traición a tú padre no?— Dongju asintió. —¿Y entonces?—

—Leedo..— agacho la cabeza.

—¿Uh?— levantó el mentón del contrario haciéndo que lo mire.

—Tengo miedo— Leedo sonrió de labios. Es tan lindo, pensó.

My Evil |Leedo + Xion| Where stories live. Discover now