XI

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El amor es un veneno, una dulce sustancia que puede hacerte sentir mariposas pero que igualmente te matará tarde o temprano. Yo comenzaba a caer en esta bella locura llamada "amor"

Los días transcurrían sin cesar, llevaba días intentando encontrar una señal de ti. Noches en vela dónde la luna era mi única compañía en esta sofocante soledad; solo ella a través de mi ventana, mi persona y mis pensamientos, en lo que como era costumbre predominabas

Una para nada gentil cuchillada tras otra era recibida en mi débil caja torácica a causa de cada mentira y cada verdad no dicha por tus labios

Me encontraba caminando en círculos buscando a mi al rededor tu característica cabellera rojiza. Pero no había nada, nunca era capaz de encontrar nada

De pronto el escenario de calles y avenidas -decoloradas seguramente por el sol- cambió en un parpadeo. Frente a mi estaba nuestro querido edificio de secundaria, intacto, tal como lo recordaba. Parecía que había resucitado de las cenizas cuan fénix, en las que fue convertido

Con paso firme recorrí el sendero que años atrás era mi camino de día a día. A mis pies el frondoso césped relucía brillante y unas cuantas gotas que reflejaban la luz lo adornaba. La montaña lucía reluciente y tranquila como en una cálida tarde de primavera

Sonreí, tomé entre mis manos la cerradura de la puerta con la intención de abrirla y adentrarme pero... Escuché una peculiar voz a mis espaldas

—Cuanto tiempo Nagisa

Volteé estrepitosamente y con voz temblorosa pronuncié:

—¿Koro... Sensei?

Y ahí estaba él. Mi querido maestro de secundaria, aquel pulpo carismático y amarillo que había sido asesinado por mis propias manos

Mi cuerpo se avivó actuando por impulso, corrí hacia él y además de su singular sonrisa, mi maestro me recibió con los brazos abiertos... O mejor dicho tentáculos

Lo abracé fuertemente, lo abracé como si no hubiera un mañana. Mi rostro se fundió en su corbata con estampilla de una luna creciente y las incontables lágrimas salían sin mi permiso manchando mis mejillas y parte de sus ropas

—¡Koro sensei, lo he extrañado tanto!— sentía un nudo en la garganta que me dificultaba el habla

—Y yo los eh extrañado a todos ustedes— posó uno de sus tentáculos en mi cabeza dando pequeños toques reconfortantes

El mundo se detuvo para mí, en un segundo me había olvidado de toda la realidad, de mis problemas en casa, del pasado, de todo...

Pero tampoco me importaba que esto fuera una alucinación o algo parecido. No dejaría escapar este preciado momento

Respiré hondo y limpié el rastro de lágrimas que aún surgían de mis celestes orbes

Levanté mi mirada encontrándome con la de mi maestro

—Koro sensei... yo— solo lograba emitir balbuceos. Tenía tantas cosas que contarle, tantas cosas que decirle y tanto que agradecerle que no me daría el tiempo suficiente.

Pero para mí desgracia mis sentimientos que quería emitir en palabras se habían atorado en el fondo de mi pecho

Él con uno de sus amarillentos tentáculos levantó un mechón de mi azulado cabello que caía hasta mis hombros

—Aún no cortas tu cabello Nagisa ¿Cuál es la causa?— de tantos temas que pudo haber tocado eligió aquel. Sus palabras habían dado en un punto débil y suavemente me separé un poco de él

Amantes del crimen [KARMAGISA]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ