Capítulo 16

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Hela Petrov

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Hela Petrov.

Desvié la mirada de la puerta al ya no haber rastros de Alek, me demore más de lo debido, no podía volver y mirar la cara de Runa, la escuche llamarme desde que Alek se fue pidiéndome que lo detuviera. Que hiciera algo, como si pudiera cambiar algo.

—Mamá...

Tire del brazo a Runa presionando sus mejillas, mirando su rostro, sus ojos, sintiendo su piel su calor, un puchero crecía en su rostro y sus labios comenzaron a temblar, sus ojitos estaban tan inundados de agua que hacían temblar mi cordura.

—Yo...yo le dije al tío Airón—empezó con su voz temblorosa—le dije que no iba a quererme por ser diferente, él no...

—¿Estas bien? —ignore sus lágrimas, las limpie sintiendo que se me clavaban en el pecho, la revise, revise su cuerpo, sus brazos, su carita, todo, la atraje una vez más a mí respirando de su aroma—Freya.

La loba se me acerco olfateándome la cara, y la de Runa, me lamio la mejilla soltando un gruñido de euforia para comenzar a lamer las lágrimas de Runa.

—Papá...

—Runa respóndeme, ¿Estas...

—Está bien Hela.

—Runa—ignore a Airón, quiero oírlo de su boca.

—Mamá.

—Respóndeme.

—Estoy bien mamá—la tome de las mejillas perdiéndome en la bellezas de sus ojos, en aquella diferencia que me condeno a amarla desde el momento en que la vi, acaricie el costado de sus ojos con la razón conectada a la vida de ella, la seguí analizando mientras ella repetía, "Estoy bien mamá", "Mamá" se me aprieta el pecho y se infla el ego al saber que es mía, que sobrevivió conmigo a dos disparos y la caída al barranco que es jodidamente mía, fuerte como su mamá.

—Aitor—hable en gruñidos al ver por reflejo como intentaba huir una vez más—que fue lo que no...

—Runa está bien, Hela—desvié la mirada chocando con aquellos ojos esmeraldas, viendo su brillo, el destello en su rostro, notando como sus puños se apretaban con la colera alterando en ellos, su rostro destila ira y su expresión no hace más que gritar preguntas, exigir excusas, razones—lo estuvo desde que llegó a nosotros, incluso cuando quisiste ocultárnosla.

—Tuve mis razones.

—Y quiero saber cuáles—dio un paso hacía el frente y en cuanto me puse de pie se detuvo, se me acelero el corazón al sentir su mirada tan potente, al ver el cambio en su rostro, las facciones más maduras, su cuerpo más corpulento, muchas cosas cambian en cuatro años, tantas que por eso me he mantenido al margen en analizar, no deseo ver como el mundo avanzó sin mí.

—Perdón, pero si no hago esta mierda ahora probablemente no la haga nunca—oí los pasos rápidos y en cuanto gire la mirada sentí el golpe en mi pecho y cuerpo, mis pies retrocedieron ante la presión que se ejercía de forma repentina en mi ser—no puede creer que estes jodidamente viva—Akim me apretó de los hombros y tuve que usar mucha de mi fuerza de voluntad para no plantarle un guantazo por la forma repentina en que se me lanzo,

Detrás de la mira. #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora