Capítulo 26 Una verdad o un reto.

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Silencio, mucho silencio, demasiado como para ser mi casa. Me levanté a eso del medio día y en casa no había nadie. Era fin de semana y lo normal en mi bello hogar sería despertarme asustada con el ruido de la aspiradora de mi madre o el de los videojuegos de Piter, pero no. Como si me hubieran leído la mente todo estaba despejado. Caminé por doquier y en la puerta encontré una nota que decía:

Mise, regreso después del medio día. Piter se enfermó del estómago y lo voy a llevar al médico.

¿Cómo no se iba a enfermar si cuando llegué de la casa de Alex en la madrugada me lo encontré devorando el pastel de limón que me regaló Gustavo?

Triiiiiiiiiiin, Triiiiiiiin.

Sonó el timbre y abrí la puerta. Un montón de globos entraron seguidos por Lía y Ethan.

—Cómo amaneció la cumpleañera más hermosa de todo... —Lía me miró de arriba hacia abajo e hizo una mueca. —¿Por qué estás en esas fachas a esta hora y tienes esas ojeras tan feas?

—Me desperté ahora y tengo estas ojeras porque estuve hasta las 3 de la mañana en casa de Alex. —Mi voz le restó importancia al tema y me fui al sofá.

Cuando volteé a verlos los dos seguían de pie con los ojos como platos.

La primera en reaccionar fue mi amiga —¡¿Qué?!

—¡¿Te lo follaste?! —Siguió Ethan.

—¡Madre mía yo flipo! ¡¡Estoy muriendo!, me va a dar algo ¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaa!! ¡Santa madre de los clichés hiciste una obra hermosa con Mise!!

—¿Se van a callar de una maldita vez? No me follé a nadie y no, tampoco es lo que piensan solamente hablamos. Siéntense de una vez por todas que tengo muchas cosas que contarles.

Los dos se sentaron y escucharon atentamente todo lo que tenía por contar. Era bueno hablar con ellos y sentir que todo lo malo no lo tenía que pasar sola.

—¿Entonces crees que Alex siente algo por ti? —Preguntó Lía.

—¿De verdad? Después de todo lo que les conté quieren hablar de Alex.

—Lía, Mise tiene razón, hay temas más importantes como por ejemplo. ¿Qué se siente besar al chico del segundo B? —Puse los ojos en blanco. —Es broma, el tema importante hoy es tu cumpleaños, eso es una vez al año así que habla y dinos qué quieres hacer.

—Si, hablando de eso. Este estúpido y yo fuimos hoy por tus regalos. Que conste, yo quería comprarte un oso de peluche superhermoso que había en una tienda, pero no me dejó y lo peor fue que cuando estábamos discutiendo y tirando del oso cada uno por un lado, una señora nos miró y nos dijo «Que bien se siente cuando se va a tener el primer bebé» Creía que Ethan y yo hiuug. —Hizo una mueca.

—Pagaría por haber visto sus caras —Empecé a reír.

—En fin —Dijo nuestro amigo —Aquí está nuestro regalo. —Sacó de su bolsillo tres pulseras. —Estas pulseras tienen las tres iniciales de nuestros nombres y representan la amistad indestructible que hay entre nosotros tres.

—Chicos que linda —La tomé entre mis manos y me la puse. Ellos dos hicieron lo mismo con las suyas. —Ahora nada nos puede separar. Es el mejor regalo que he recibido jamás.

—Ni de coña, el idiota de Alex nos ganó con los fuegos artificiales —Espetó Ethan y pareció orgulloso.

—Y con el colgante ese, —Señalo mi amiga —pero las pulseras de nosotros están más bonitas, a que sí.  

Y así continuaron hasta que se marcharon cuando llegó mi madre con Piter, este último adolorido por la vacuna que le pusieron en el hospital.

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El chico del segundo B © ✔Where stories live. Discover now