veinte

844 101 12
                                    

La señora Kim era una Alfa criada a base de una serie compleja de costumbres que antiguamente se seguían al pie de la letra y lo más común era seguir el dichoso mecanismo de la familia tradicional. A ella le inculcaron aquel viejo y romántico cuento de las medias lunas, que la madre luna había creado para ella a un ser que le complementase de la mejor manera posible. Y como jovenzuela de fantasiosos sueños ligados al amor, ella creyó aquellos cuentos.

Con casi veinticinco años conoció a un Omega en la universidad a la que acudía, el chico era nuevo en la institución y a primera vista tuvo el impulso inquieto de entablar una conversación. Entonces aplicó la leyenda de las medias lunas, fue encajando a su gusto las piezas de su vida sin tener en cuenta la vida pasada de aquel joven de lindos cabellos castaños. Al cabo de un año de conocerse le pidió que fuese su Omega.
Y tal vez, sino hubiesen congeniado tan bien la primera vez que hablaron, aquel Omega le habría dicho que no ya sea por la carencia de los mismos sentimientos o por el desamor que él había pasado ya.

Casi por despecho aceptó la propuesta de la Alfa, donde únicamente ella tenía sentimientos románticos.

Al cabo de dos años después de haber terminado sus respectivas carreras universitarias se plantó en sus vidas una brecha de unas profundidades exhorbitantes.
El Omega estaba en espera de un cachorro.

Cómo ocurrió en el pasado, Kim dijo querer tenerlo, mientras que el joven de veintisiete años se negaba a afrontar tal responsabilidad. Acabado por la noticia le confesó a su novia que en ese tiempo él no se había enamorado jamás de ella, que no quiso romperle el corazón cuando le pidió ser su novio y que pensó que en un futuro desarrollaría una clase diferente de sentimientos, pero eso jamás pasó y que en ese momento él no podía tener un bebé.

Pero si tan solo la opinión o la voz de los Omegas hubiesen sido escuchadas, muchos de ellos no se hubiesen visto en la precoz situación de un aborto clandestino. El chico de bonitos ojitos miel no fue capaz de abortar, su novia recurrió a aquella táctica que había utilizado para que fuese su pareja, por lo que, débil y vulnerable al trato tierno de una Alfa, el chico aceptó tener al cachorro.

Así fue como nació ChanYeol.
Nunca fue acariciado con amor por parte de su padre. Él no lo quería. Jamás llegó a perdonarse por haber traído un cachorro al mundo sin tener ni idea de las consecuencias. Pero estaba acostumbrado a hacer cosas que no le gustaban, se había adaptado a la forma de mandar de su novia y sometido a esas reglas también tuvo a su segundo y último hijo.

Cuando el pequeño TaeHyung nació las cosas se empezaron a enfriar, le gustaba estar con su bebé, le gustaba mimarlo, darle de mamar, jugar con él... a él sí llegó a amarlo de verdad.

Fue una terrible depresión la que acabó con su vida cinco años después, ChanYeol recuerda a su padre, un hombre infeliz y obligado a obedecer a su esposa, un hombre que conoció a su media luna en su segundo hijo.

Porque al fin y al cabo nadie explica el verdadero significado de la media luna. No es aquella persona con la que estarás en términos exclusivamente románticos, es aquella que aviva tu ser y con la cual tienes un vínculo especial, alguien que tu lobo conoce de vidas pasadas...

Aquella pobre alma había encontrado a su pedacito de corazón en su cachorrito, un niñito regordete y llorón que le encantaba estar con su papá siempre, era esa la persona que la luna había hecho para él y de eso estaba seguro. El lazo que formó con su segundo cachorro terminó por ceder demasiado al Omega, quien totalmente fuera de sí dijo querer separarse de la Alfa que hasta entonces seguía siendo la encargada de mantenerlo reprimido.

Fue una noticia desgarradora para el niño de cinco años y medio que se negó a aceptar aquello. TaeHyung no odia a su madre, claro que no, pero cuando su padre se alejó de ellos fue ella la que le decía al pequeño que su padre no lo quería, fue una perdedora la que pagó su ineficacia con su hijo. Le llenó la cabeza de habladurías dolorosas. Más tarde TaeHyung le reclamaría a su padre, siendo sólo un niño, él buscó respuestas.

iridiscente | kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora