cuatro

2.5K 381 56
                                    

"Descubrí que te gusto.

Justo coincidió cuando empecé un tratamiento para el acné. Dos semanas después me quitaron los brackets.
Comencé a peinar mi cabello y a decorarlo con lazos y diademas.
Se puede decir que en esos meses coincidieron muchas cosas que me hicieron feliz y que lograron hacerme ganar confianza, que a día de hoy sé que me amo a mi mismo por esos cambios. La gente dice que logré encajar en los estándares donde tanto deseaba estar, que ahora me veía bonito y que incluso podría atraer a los Alfas. Dijeron tantos barullos e inventaron tantas cosas de mi que acabé creyéndome muchas de ellas.

Aún me faltaba altura.
Creo que dejé de acomplejarme por ello cuando me dijiste que te gustaba mi estatura y que era perfecta porque encajaba entre tus brazos y la distancia entre nuestros labios era suficiente para volvernos locos. Creaste tantas mentiras infantiles para enamorarme.

Y fue tan lindo creer mentiras que pintaban atisbos de felicidad en mi vida. Me hicieron ver una faceta de mi diferente que logré amar, que me gustó y con la que me sentí satisfecho. Pero ese no era yo, era lo que te gustaba a ti. Que fuese extrovertido, que sonriera más, que dejase de ser tímido, que fuera un maldito Omega sumiso para ti. ¿Lo disfrutabas? Claro que lo hacías, al fin y al cabo era un chico pequeño al que podías mandar y con el cual te sentías superior.

Maldigo el día que te conocí"

Caminaban a la par, vacilando sus pasos cuando ráfagas de cortante viento arremetían contra ellos, haciéndoles acercarse casi sin quererlo y ocasionando suaves colores carmines en sus mejillas destapadas. El clima empeoraba en la ciudad y la temporada de frío no había hecho más que empezar.

TaeHyung guardaba con fastidio sus manitas en los bolsillos de su abrigo negro, sus deditos estaban protegidos por guantes de lana y tenía la sensación agobiante de picor en las palmas de sus manos, estaba deseando llegar a su casa y deshacerse de esas capas de ropa que le envolvían como una cebolla.

No le gustaba la ropa de invierno por muchísimas razones pero definitivamente le molestaba más al verse en el espejo con aquellos ropajes. A sus ojos, las acolchonadas chaquetas y abrigos le hacían lucir gordo. Repasa su apariencia a diario, tal vez algún día notase un cambio en su rostro o cuerpo. Pero al llegar el invierno despreciaba su cuerpo a horrores.

Deseaba la llegada a su casa y remplazar esos pesados y picosos atuendos por anchos pijamas de suaves telas y dolorosamente cómodos, encerrarse en su cuarto y beber un chocolate caliente sin compañía de nadie. Era consciente de las fechas y supo que Chan también, por ello colocó a JungKook como su guardaespaldas. Su ciclo de celo estaba a las puertas del fin de semana y él no sabía llevarlo muy bien.

Cualquier Omega de dieciséis años sabría controlar esa dura etapa que le obliga a resguardarse cada tres meses pero él, sin verle mucha gracia al asunto, simplemente se escondía en su habitación y dormitaba, comía cosas dulces y se daba largos baños. No tenía esos furiosos deseos de relaciones sexuales, podía contar con los dedos de una sola mano las veces que se masturbó y no existía una primera vez en la que vio porno.

—¿Qué harás este fin de semana? -Sus palabras tímidas y dubitativas llegaron a TaeHyung como murmullos suaves, lo que le hizo virar en su dirección.

Aquellos ojos miel detrás de las gafas eran lo más cálido que podía apreciar un día desgarrador de invierno, definitivamente le gustaba aquel chico castaño de ojitos pequeños y vocabulario de albañil.

—Estar en casa, un plan inquebrantable -Afirmó, regresando su mirada lejos del Alfa, casi ignorándole.

Y se vio al más alto asentir un par de segundos a la vez que procesaba la magnitud del rechazo que le plantó él Omega, dejando que se adelantase un par de pasos para pensar en otra forma de invitarle a salir que fuese tentadora y que lograse suavizar aquellas capas impenetrables y ásperas que envolvían el corazón del Omega.

Pero su penoso Alfa ya dolido por el cortante Omega, se negó a contribuir en ingeniar ideas, no podía simplemente prepararse para otro rechazo.

—¿Y el martes? No hay clases el martes... -Dio unas zancadas para estar a su paso, buscando su atención como quien busca una aguja en un pajar- ¿Te gustaría ver una película?

—Soy más de series.

Bien.

—¿Si? ¿Cuál es tu favorita? -Aunque Jeon no tuviese ni idea de aquel garrafal mundo y de sus derivaciones, se atrevió a preguntar para conseguir una conversación fluida, una que desembocara en TaeHyung concediéndole una cita.

El gordito y tierno chico enderezó su postura y frenó sus pasos, le volteó a ver con su ceño fruncido.

—Las series que veo son largas, no daría un día para ver una completa -Avisó enarcando una ceja.

—Da igual, empezamos una que tenga pocos capítulos...

Kim exageró un suspiro que dejó estragos en el aire, sus labios —desde la perspectiva de JungKook— eran finos pero carnosos, con una linda pigmentación rosita que se fusionaba con un aspecto corroído por las veces que sus dientes los apresaban y mordían. Ahora lucía una mueca decaída al no poder darle tantos detalles al chico frente a su persona.

¿Cómo debería decirle?

¿"Mi celo comienza esta noche, no estaré bien hasta el martes por la mañana"?

O tal vez era mejor decirle:

"Estaré enfermo esas fechas"

Diablos, una enfermedad no se puede planificar.

—Bueno... es que... -Vaciló entre balbuceos ahora dejando que su lado tímido dominase la situación.

—Puedes venir a mi casa, estaré solo y compraré tus snacks favoritos -Lanzó de la nada como un pescador que echa el anzuelo al mar.

El bonito atractivo del Alfa cedía al Omega del pequeño y es que JungKook era un chico guapo que le estaba tirando los tejos desde ya hace tiempo y la parte lobuna de TaeHyung pide a gritos ser mimado entre los brazos de un Alfa como JungKook. 

—Vale... el martes por la tarde en tu casa...

iridiscente | kooktaeWhere stories live. Discover now