Capítulo LXXXV

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- ¿Y no pensaron que las extraordinarias capacidades del señor Tiering, incluyendo la trampa psíquica, serían de mi interés? -preguntó McGonagall cuando terminaron su relato. Parecía entre exasperada y divertida, pero su voz seguía siendo severa. Era más tarde, y Harry se sentía aturdido y desorientado, a pesar de haber dormido todo el día. Estaba sentado en el despacho de la directora con Draco, Clark y Karanjeet. Los ojos de Clark iban de un lado a otro de Harry y de la superficie del escritorio de McGonagall mientras que los brazos de Atwal estaban cruzados de nuevo con evidente disgusto.

-Eh... -respondió Harry, cuando quedó claro que nadie más lo haría- No es que no se lo hayamos dicho a propósito. Simplemente no lo pensamos, o al menos yo no lo hice.

- ¿Y eso llevó al señor Tiering a ponerse en una situación increíblemente peligrosa y, según tengo entendido, a secuestrar al señor Atwal?

-Eso es más o menos lo largo y lo corto del asunto, sí. -aceptó Harry con culpabilidad.

-Por supuesto que lo es -dijo McGonagall, conteniendo, sospechó Harry, un suspiro de sufrimiento-. Permíteme decir de nuevo que lamento que sientas que no puedes confiar en el profesorado en asuntos como éste, Harry. Sé que nos equivocamos contigo, pero esperaba que hubiéramos avanzado desde ahí.

-No es eso -le aseguró Harry-, es que realmente no se me ocurrió.

-Realmente fue así -estuvo de acuerdo Draco-. Lo cual no quiere decir que yo no lo hiciera, pero quería asegurarme de que las lecciones de Tiering continuaran hasta que sus habilidades estuvieran completas.

McGonagall sí suspiró esta vez.

-Ya veo -dijo-. Bueno, me decepciona que no se haya dado un mejor ejemplo. Sus profesores están aquí para guiarlos y orientarlos. Entre nosotros hay una gran cantidad de conocimientos y experiencia y habríamos procurado investigar y no entorpecer algo tan importante.

-Por supuesto, profesora -dijo Harry-. Lo siento.

- ¡Por favor, no detenga mis lecciones! -dijo Clark, con los ojos clavados en los de McGonagall por un breve momento- ¡He mejorado mucho, de verdad! ¡Y yo que pensaba que nadie más podía enseñarme realmente Oclumancia, porque sólo Harry es un Legilimante!

- ¿Potter es un qué? -Atwal espetó- ¡Mi padre dijo que apenas quedaba ninguno! Pero supongo que tendría que serlo para enseñarte en primer lugar. Merlín, todavía no puedo creer que te hayan dado esas lecciones. Yo soy mayor y, además, soy el primero de mi clase. No es justo que tengas un trato preferente.

-Circunstancias especiales, señor Atwal -dijo McGonagall con brío-, ya que Tiering era un objetivo de ataque, pero puedo ver cómo se sentiría injusto.

Atwal no parecía apaciguado, pero tampoco parecía dispuesto a contrariar a McGonagall.

-Sí, directora. -refunfuñó en su lugar.

-Muy bien -dijo McGonagall-. Sus lecciones pueden continuar, señor Tiering, con la adecuada supervisión del profesorado. Sin embargo, no voy a pasar por alto su mala previsión o su abominable trato al señor Atwal. Se le esperará en detención todos los sábados de abril.

- ¡Pero tengo los sábados de Quidditch! -gritó Clark.

-Lástima que no haya tenido en cuenta eso a la hora de retener a otro alumno contra su voluntad. -fue la cortante respuesta.

La cara de Clark enrojeció de ira, pero se limitó a bajar la mirada, aceptando su destino.

-Bien entonces -continuó McGonagall-. Creo que eso es todo. No se tolerarán futuras conductas imprudentes, espero que se entienda. -los dos estudiantes más jóvenes murmuraron su asentimiento y se marcharon.

Un Camino A Seguir [ Harco ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora