Capítulo LXII

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No tardó en caer el primer hachazo. Claire Gibbens descendió sobre Harry en la cena de esa noche.

-Harry, tengo algo que decirte. -anunció dramáticamente.

Harry levantó la vista de su sopa.

-Eh, bien entonces, Claire, ¿qué es?

-Aunque he disfrutado mucho jugando con los Wyverns, ya no puedo, en conciencia, seguir en el equipo, al menos hasta que hayas buscado ayuda y te hayas separado de ese chico.

- ¿Supongo que te refieres a mí? -preguntó Draco desde donde estaba sentado al lado de Harry. Estaba claramente divertido de una manera que Harry no podía compartir. Claire se limitó a resoplar y se negó a contestar. Malfoy parecía tener algo más que decir al respecto, pero Harry le puso una mano en el antebrazo para advertirle.

-Ya veo -dijo Harry-. Bueno, siento escuchar eso, Gibbens. Estoy seguro de que el equipo te echará de menos, y si cambias de opinión, siempre serás bienvenida de nuevo.

- ¿Eso es todo? -exigió Claire.

- ¿Perdón? -respondió Harry, desconcertado.

- ¿Simplemente vas a dejar que me vaya?

-No tengo la costumbre de forzar la participación -explicó Harry-. Ciertamente me entristece que te vayas, pero está claro que has tomado una decisión y lejos de mí está coaccionarte o engatusarte.

-Bien -dijo Claire, con un rubor que le recorría las mejillas y el puente de la nariz-. Pues entonces. Supongo que... no te veré en los entrenamientos este fin de semana.

-Como he dicho, eres bienvenida si cambias de opinión. -repitió Harry. La chica parpadeó rápidamente y luego se marchó enfadada, y Harry tuvo la extraña sensación de que iba a llorar, aunque no supo muy bien por qué.

-La primera baja. -comentó Draco con sequedad.

- ¿Lo he manejado mal? -Harry reflexionó en voz alta- No veo de qué otra forma debía reaccionar, pero ella parecía terriblemente molesta conmigo.

-Sospecho que lo que la desdichada chica quería era que me denunciaras y huyeras con ella, o al menos que le rogaras que se quedara. -explicó Draco.

-Oh, Merlín, espero que no.

-Oh, casi seguro. -contribuyó Ginny desde el otro lado de la mesa. Harry gimió con infelicidad.

Hermione apareció entonces, deslizándose entre Ron y Ginny.

- ¿Dónde has estado? -preguntó Ron.

-En una reunión con McGonagall y Narcissa para discutir la situación del correo.

- ¿La situación del puesto? -aclaró Harry justo cuando Draco preguntó: "¿Mi madre?".

-Bueno, con lo que ustedes han decidido hacer público, había que hacer algo. Narcissa ha contratado a un experimentado rompe-maldiciones de Letonia. Lo va a alojar en el Hog's Head y se encargará del correo. He cambiado las protecciones para que tu correo termine en el mismo lugar de Harry por ahora, Draco. Sólo necesito que los dos estén de acuerdo para que Raulo pueda recogerlo por ustedes.

Harry y Draco se quedaron mirándola un momento, atónitos.

- ¿Hay algo que no se te ocurra, Granger? -preguntó Draco con admiración.

Hermione se sonrojó, evidentemente complacida.

-Calculé que ustedes dos se ocuparían de los problemas que surgen en la escuela, y simplemente ya no tengo tiempo para ordenar tu correo, Harry, lo siento.

Un Camino A Seguir [ Harco ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora