Capítulo LI

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Harry encontró el Traslador que la administración de las Flechas de Appleby había escondido en la cabina de teléfonos cerca de su casa. Era una vieja lata de atún en la ranura de la guía telefónica que no le hacía ninguna gracia tener que meter la mano dentro. Sintió la familiar pero inquietante sensación en su ombligo, y llegó a las puertas de un gran campo de Quidditch profesional en el norte de Lincolnshire. Harry sabía, gracias a su "investigación" y a la de Ron, que estaba en algún lugar cerca de Trent Falls, pero desde el suelo sólo podía ver las enormes gradas elevadas para los espectadores, rayadas en amplias franjas de azul pálido y negro. Delante de él había una mesa de registro con una joven bruja de nariz afilada sentada tras ella.

-Hola -dijo-, soy...

-Sí, creo que sé quién es usted, señor Potter -le interrumpió ella, dedicándole una sonrisa amistosa-, es usted de lo único que se habla por aquí desde hace un mes, desde que aceptó la invitación. Y sale usted en El Profeta un día sí y otro también, algo difícil de olvidar. Bienvenido a Fletcher's Field, soy Shanna, la directora de operaciones, y voy a hacer su registro.

Le entregó unos trozos de pergamino.

-En primer lugar, las renuncias estándar contra los litigios. Tenemos sanadores entrenados, pero siempre hay riesgos con, o sin ellos en el juego, incluyendo daños corporales, desmembramiento, desconcierto mágico y muerte.

-Cierto -dijo Harry-, ¿eso sucede a menudo?

-No en mi guardia -Shanna guiñó un ojo-, soy muy buena en mi trabajo.

Harry firmó.

-Encantador -continuó ella, con brazaletes de plata tintineando en su muñeca mientras apuntaba con una pluma al siguiente formulario-, y ésta es su confirmación solemne de que no ha bebido ninguna poción potenciadora o distorsionadora, incluyendo, pero no limitándose a Felix Felicis, Poción Multijugos, Filtro de Paz, Conexión Cordial, o cualquier otro equivalente mágico o muggle.

Harry firmó donde se le indicaba.

-Y una gota de sangre, aquí -indicó ella-, para la detección.

Le entregó a Harry una pequeña lanceta. Se pinchó el dedo y dejó caer una gota de sangre en la hoja. Al cabo de un momento sonó una campanada.

-Todo despejado -le informó Shanna-. Este es un acuerdo estándar de no divulgación para evitar que compartas los detalles del curso de prueba con los no participantes.

Harry también lo firmó.

-Gracias. Ahora, su varita, por favor. Y cualquier otro objeto mágico que lleve encima.

Harry entregó su varita de mala gana, aliviado de tener tanta magia sin varita como tenía. Se sentía un poco desnudo sin ella.

- ¿Y su reloj? ¿Es una creación muggle o no?

Harry miró su reloj. La pequeña mano dorada de Draco señalaba la visita, que Harry sabía que era su interpretación de Grimmauld Place.

-Eh... -dijo, quitándoselo y entregándoselo- Es un poco mágico.

- ¿Sus gafas?

-Son sólo gafas. -le aseguró Harry.

Ella colocó su varita y su reloj en un delgado estuche de madera.

-Como usted, Harry Potter, es mi testigo, juro guardar estos objetos en mi custodia -recitó ella-. Sponsum Fidus -la caja brilló de color púrpura durante un breve instante, y el sello entre las dos mitades desapareció por completo-. En caso de que sus pertenencias sufran algún percance, las Flechas de Appleby se hacen responsables de la sustitución o recuperación de dichos objetos. -explicó.

Un Camino A Seguir [ Harco ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora