BLUE HOUR | Choi Soobin [✿]

Capítulo 16

Las puertas del edificio estaban cerradas, como era de esperarse. Eran un poco más de las cinco de la mañana, así que rodeó el lugar hasta el estacionamiento, era su única entrada. Acomodó su gorra negra para asegurarse que las cámaras de seguridad no pudieran verle la cara y con su bufanda cubrió la mitad de su rostro. Hackeó el código de acceso como le enseñó su hermano, logrando entrar a la gran fortaleza. MinGyu estaba dispuesta a encontrar la esfera que vió en la carpeta de archivos de su padre en su oficina, siempre tan curiosa, siempre tan entrometida.

Quería verlo con sus propios ojos, el gran secreto de su papá. Tenía que accesar al sótano, cosa que no era problema para ella, era una Oh. Los pasillos estaban desolados sin rastros del guardia de seguridad, las habitaciones aún sin los empleados y las pocas luces que sobresalían de algunas puertas eran su única guía. Primero se dirigió al cuarto de vigilancia, donde escuchó ruidos así que ingenió una distracción. Para cuando tocó la puerta, el hombre salió somnoliento exponiéndo que se había quedado dormido.

Sus ojos vacilaron al buscar a la persona responsable, hasta que sintió una aguja en su cuello, segundos después; se desmayó. Ella lo arrastró adentro, se sentó en la silla y se colocó la diadema electrónica para poder manipular los archivos que se ilustraban frente a sus ojos. Con sus dedos movió los videos, cortando las partes en las que ella salía, una vez ahí intentó accesar a las cámaras de seguridad del sótano.

»Acceso denegado.

La voz de la IA resonó en su cabeza, haciéndola cerrar sus ojos y maldecir, asi que volvió a intentarlo.

»Acceso denegado.

Gruñó al escuchar lo mismo.

»MinGyu, sabes que no puedes accesar a ese archivo y no deberías estar aquí.

Jina, la IA del edificio acaba de reprenderla.

—¿Cómo sabias que era yo?. —preguntó en un susurro.

»Analizé tus huellas digitales apenas tocaste la entrada.

Rió irónicamente, la había olvidado por completo, su padre tenía un buen sistema de seguridad; sin embargo, ella la había dejado entrar, ¿por qué?.

—Me dejaste entrar, ¿por qué lo hiciste?.

»Te necesitaba adentro.

MinGyu se quitó la gorra, alzando ambas cejas en cuestionamiento.

—¿Por qué?

»Tú padre está en problemas.