21. de rodillas

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Su cabeza entre mis piernas, su lengua repasándose por mi clítoris, junto a sus labios que succionan mis labios vaginales y sus dientes rozándose por ellos, provoca en que yo enrede mis dedos en sus cortos cabellos oscuros y jale de ellos al ritmo de su increíble sexo oral.

Negan se separa un poco de mi, para elevar aquellos ojos llenos de éxtasis, mirarme y sonreír apenas.

Gimo sonoramente apenas él escupe sobre mi centro, metiendo por debajo de mi camiseta de tirantes sus manos tibias y sudadas.

— Ya no estamos en tu habitación, nena. Puedes gritar todo lo que quieras. — jadeo, con la respiración al tope. — Quiero que todos mis putos Salvadores sepan a quien le putas perteneces.

Y entonces, con él hundiéndose otra vez en mi, gimoteo a grandes voces, sintiendo todo mi cuerpo estremecerse.

Me sostengo con la fuerza de mis codos, los cuales están reposados en la mesa donde, hace minutos atrás, estábamos comenzando a cenar.

Disfrutando de no llevar brasier, Negan pellizca mis pezones, endureciéndolos al instante.

Mis muslos acorralan su cabeza apenas él muerde mi clítoris.

Se separa con rapidez de mi, abruptamente, erguido.

Respirando forzadamente como yo también lo hago, relame sus labios, los cuales no sólo tienen su saliva sino que también mis jugos vaginales, para así estirar su mano hacia detrás mío, tomando a su copa de vino, dándole un trago sorbo, dejando apenas del líquido rojo dentro de la copa.

Mis ojos van directamente hacia el sur de su cuerpo.

Lleva un llamativo bulto, el cual me tienta por tocar.

Por ese motivo, me pongo cuidadosamente de pie, dando un salto desde la mesa.

Sin embargo, sus reflejos atentos y acelerados, vienen hacia mi, apoyando el cristal de la copa con fuerza sobre la mesa.

Negan me toma de mi codo derecho y me da la vuelta, obligándome a quedar a espaldas suyo.

Chillo, con su mano empujando desde mi cabeza, aplastando con una leve fuerza mi cara sobre la madera de la mesa, al igual que todo mi torso.

— Que precioso culo. — dice, acariciando de él. — Algún día podría hacerlo mío. O en realidad, lo haré mío. Como tu coño ya lo es, de hecho.

Estoy con mis ojos apenas parpadeando.

Le veo, por el rabillo de mi ojo.

Él y su mirada hipnotizada están fascinados con mi trasero.

Tan fascinados, que incluso le da un fuerte azote, provocando que las puntas de los dedos de mis pies se aplasten contra el suelo.

Me abrazo a la mesa, arañando de su madera con mis uñas.

— Anoche me has vuelto loco con tu boca sobre mi polla. Sabes chuparla de la manera correcta, nena. Y me encantaría que lo hagas ahora, pero... — escucho el cierre de su bragueta bajarse. — Me apetece jugar un poco con tu pequeño coño apretado.

Simplemente con sus palabras él sabe que me enloquece de la peor manera posible.

Me atrevo otra vez a tener que verle.

El sonido de su cremallera bajándose llega a mis oídos.

Baja apenas de sus pantalones oscuros y libera su masculinidad a la intemperie.

Del bolsillo de su pantalón, toma un paquete de profiláctico y lo rompe con cuidado entre sus dedos.

Desliza del condón por su larga longitud y yo paso saliva, preparándome para el siguiente paso.

ÉXTASIS (NEGAN) +18 (SUGAR DADDY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora