12. escape nocturno

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El coche se detiene con lentitud.

Escucho como se apaga el motor y entonces, giro mi cabeza hacia la izquierda, mirando a Negan, quien solo tiene sus manos apretando el volante.

— Derecho, por éste camino, llegarás a tu comunidad. — dice mirando hacia el frente, sin siquiera dignarse a tener que verme a los ojos.

Sé que está enfadado y molesto. Pues yo también lo estoy, pero la verdad es que no entiendo el por qué me molesta que esté así, cuando lo único que quiero, es... joder. ¿Por qué quiero que esto no se acabe?

No puedo aferrarme a él, si ni siquiera le conozco un poco, ni él a mi.

¿Acaso me habrá drogado? ¿Sus besos habrán tenido alguna sustancia embriagadora para mantenerme cerca suyo?

Porque sino, no tengo otra explicación coherente para encontrar y explicarlo.

— ¿De esto se trata entonces? — no puedo aguantarlo por mucho tiempo más. — ¿De tenerme en la palma de tu mano durante toda una noche, y en cuanto el éxtasis deja de hacer efecto, tratarme como lo que realmente soy para ti?

— No sé de que hablas, sinceramente. Pero si mencionas el efecto que el éxtasis hace entre nosotros, pues lo mismo digo. — entonces, se digna a mirarme.

Sus ojos reflejan... ¿desilusión?

— Ya lo entiendo. — digo, riendo con cinismo. — Créeme que ya lo hago. ¿Cuál es el siguiente paso ahora? ¿Llegar a Alexandria en tu próxima visita y contarle a mi padre como su hija se ha follado a su peor enemigo?

— No. Porque la realidad es que no quiero caer tan bajo. — paso saliva. — Te pude haber llevado a mi Santuario. Te pude haber cogido en mi cama, entre mis sábanas. — aprieto los muslos, recordando momentos vividos en esta noche. — Tú pensarás que no te lleve allí porque tal vez, alguien de mi bando, podría decir algo y yo temía por eso entonces. Pero no, nena. Quien diga algo de mi intimidad, pues sabe que estará firmando su acta de defunción. Así que, no llevarte allí no fue por ese motivo. El motivo único y especial, fue porque no quería que me vieran con una niñata que solo sigue las órdenes de papá. Eran tantas las ganas de cogerte, de tenerte bajo mío, que estaba dándote una oportunidad a que tú tomaras tus propias decisiones. ¿Pero tener que seguir con un toque de queda? Muñeca, tengo suficientes mujeres que pueden pasar una semana encerradas en mi cuarto, que cuando regresen a su lugar, el cual les pertenece, no tendrán que dar ningún tipo de explicación, a menos que quieran cotillear para contar la gran experiencia que han tenido con Negan.

¿Por qué sus palabras me afectan?

Me ha bajado el autoestima como una montaña de un glaciar instalada en un desierto.

Abro la puerta del coche y la cierro con tanta fuerza que incluso no me parecería para nada extraño haberla roto.

Me ha dejado solo a diez minutos de distancia de mi comunidad, por lo que con pasos duros y acelerados, escucho el crujido de las hojas sintonizadas con las ramas resecas, bajo mis pies.

Si lo que realmente quería era humillarme, lo ha conseguido.

Y me siento demasiado estúpida por haber dejado que sus redes me atraparan de manera tan intensa al punto de no querer irme de su lado, cuando simplemente ambos nos echamos balas con nuestros ojos, o al menos eso es lo que yo hacía en cada oportunidad que tenía de verle.

Una angustia se refleja en mi pecho. Un nudo se forma en mi garganta al punto de apretar con fuerza e imposibilitar que yo pueda respirar de manera normal.

Incluso siento hasta ganas de llorar, pero si no lo hago, es por el simple hecho de que tendré que dar explicaciones en cuanto cruce los portones de Alexandria, más de los que ya debería de dar.

ÉXTASIS (NEGAN) +18 (SUGAR DADDY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora