Capítulo 20

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Narra Derek:

" —¿Tiene planes para esta noche? –pregunté, ella volteó a verme y negó levemente.

—No, realmente. –contestó con simpleza.

—En ese caso, ¿Me acompañaría a cenar fuera? –le invité, esperando que su respuesta fuera positiva. Liana lo pensó por algunos segundos y luego sonrió, asintiendo.

—Por supuesto. –contestó. – Sería un placer. –sonreí triunfante y asentí con mi cabeza. – ¿Debo vestirme de alguna manera en específico? –preguntó luego.

—Como guste, todo le sienta bien. –respondí, inclinando mi cabeza para despedirme y no pude evitar reír en mis adentros al ver su enrojecido semblante."

Aquella noche planeaba proponerle matrimonio a Liana, mientras más pronto se ejecutase el plan, mejor. La fecha de su cumpleaños se iba acercando, pronto vendría el abogado de su familia a cumplir con la voluntad de su padre y con su testamento, era más conveniente para nosotros que, para ese entonces, ya estuviéramos comprometidos.

Terminé de alistarme mientras miraba hacia afuera por el gran ventanal de mi alcoba, hacía poco que había oscurecido, pero las grises nubes que cubrían el cielo provocaban que pareciera más tarde de lo normal. Espero que no llueva. Entré la pequeña caja de la sortija dentro de uno de los bolsillos interiores de mi saco y salí de mi habitación calmadamente, dirigiéndome luego hacia el lado contrario del pasillo. Algunos guardias que se encontraban dispersos en diferentes áreas del corredor inclinaron su cabeza como saludo, el cual les devolví.

Me detuve en frente del aposento de Liana y tomé una bocanada de aire antes de tocar varias veces la puerta. No voy a negarlo, estaba inquieto, tal vez nervioso y poco entusiasmado, aunque no quiero entrar en detalles, eso significaría tener que abrirles mi corazón y es lo que he estado evitando últimamente. Segundos más tarde la puerta se abrió ante mí, dejándome ver a la pelirroja, quien lucía un largo vestido color crema con un patrón de flores rosadas. El traje se adhería a su cuerpo, marcando su silueta, y las mangas eran cortas. Llevaba el cabello recogido en un moño cerca de la nuca y algunos mechones rojizos se le escapaban en la parte frontal, lucía hermosa.

—Buenas noches, Derek. –me mostró una pequeña sonrisa mientras inclinaba su cabeza, imité su acción.

—Buenas noches, Liana. –contesté. – Luce muy bien. –halagué. Ella bajó la mirada por algunos segundos, ampliando su sonrisa.

—Se lo agradezco. –contestó, volviendo a mirarme. – Usted no se queda atrás, está muy elegante. – dejé escapar una suave carcajada.

—Gracias, Liana. – respondí simplemente mientras extendía mi mano hacia ella. – ¿Nos vamos? – Ella asintió mientras la tomaba y caminaba fuera de la habitación, luego cerró la puerta tras ella.

Hicimos nuestro camino escaleras abajo, ella se despidió con un movimiento de mano de la señora Amelia y de las demás criadas que nos veían pasar desde la cocina. Choqué miradas con la tal Stepha, quien de inmediato rompió el contacto visual conmigo. Espero que realmente no haya escuchado nada. Salimos de la mansión con dirección al carruaje, ayudé a Liana a subir y luego entré yo, sentándome frente a ella. Le di la orden al jinete de avanzar y así hizo.

—¿A dónde iremos, si se puede saber? –preguntó Liana, jugando con sus dedos en forma de nerviosismo. Aún provocaba eso en ella.

—El lugar se llama "dolce casa", que en italiano significa...

—...dulce hogar. –dijo ella al mismo tiempo que yo, alcé ligeramente las cejas y asentí, con una sonrisa.

—Exacto. Es un muy exitoso restaurante en el pueblo perteneciente a un viejo amigo de mi padre, la carta es de comida italiana, muy deliciosa. Seguro va a gustarle. –expliqué. Ella asintió con una animada sonrisa, parecía estar contenta.

TAN SOLO TRES MESES | COMPLETAWhere stories live. Discover now