Capítulo 10

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Aquella noche había sido espectacular, para ser mi primera vez en una actividad fuera de la mansión de los Leblanc y de tan alto calibre, considero que estuve bien. Al principio me sentía tan nerviosa, ni siquiera quería estar ahí, pero luego del pequeño accidente con Phillip todo mejoró. La gran sorpresa que me llevé cuando supe que era un Birdwhistle, y además el festejado. Nunca lo habría sospechado, pero lo que jamás se me hubiera pasado por la cabeza era que alguien como él se fijaría en mí.

— ¡¿Phillip Birdwhistle?! –preguntó incrédula Flor cuando les estaba contando sobre la fiesta al día siguiente. Las demás chicas estaban ansiosas por saber más.

—Cuéntanos, Liana, ¿Cómo es él? –preguntó ahora Stepha. Todas estábamos en la cocina preparando los alimentos para el desayuno, pero en aquel momento las demás me rodearon para escucharme con atención.

—Pues... es tan amable y educado, todo un caballero. –dije, sonriendo como tonta al pensar en cómo la habíamos pasado la noche anterior.

—¿Y es tan apuesto como dicen? – preguntó otra chica.

—¿Bromeas? Es un joven muy atractivo y elegante. –dije mordiendo ligeramente mi labio inferior. – Además tiene un gran sentido del humor y es un gran bailarín.

—Estás viviendo el sueño de cualquier mujer, Liana. –dijo Flor, emocionada por mí.

—Es que mírate, eres hermosa, Liana. –agregó otra de las chicas, en lo cual todas estuvieron de acuerdo. Negué rápidamente riendo.

—No digan tonterías, chicas, fue suerte que nos llegáramos a topar. – dije, colocándome los guantes de cocina y caminando hacia el horno para sacar un pastel de banana que ya estaba listo.

—¿Qué hay del señor Leblanc? – me sorprendió aquella pregunta, Stepha siempre era tan atrevida.

—¿De qué hablas? –pregunté, actuando como si nada, mientras dejaba el pairé de cristal encima de la meseta.

—¡Ay, no te hagas! –volvió ella a responder. – ¿Los vio juntos? ¿Cómo reaccionó? Seguro moría de celos. No me lo imagino, debió ser algo épico. – No quiso admitir que estaba celoso, pero pude notarlo en sus acciones, en cómo se refería a él cuando me hablaba, o tal vez solo estaba siendo tan seco como suele ser.

—No lo sé, creo que ni siquiera lo notó. – simplemente dije, sin mencionar la parte en la me disculpé con Phillip para retirarme e ir a buscarlo por todo el lugar, pero mucho menos lo que pasó después. "Qué importa, si usted me quiere a mí." Aquellas palabras resonaron en mi mente y me hicieron revolver el estómago. ¿En verdad le quería a él? Si no... entonces, ¿Por qué salí a buscarle? Tal vez porque estaba preocupada, porque lo considero mi amigo o porque no podía dejar de pensar en él... – A la verdad no me interesa.

—¿Estás segura de eso? –preguntó nuevamente Stepha.

—¿Por qué no lo estaría? – Porque admití en su propia cara que me importaba, todo por pura impulsividad del momento. ¡Qué vergüenza!

— ¡Basta de parlotear! El desayuno debe estar servido en la mesa ya mismo. – Interrumpió la señora Amelia. De inmediato todas volvimos a trabajar, cargando cosas y dirigiéndonos a la mesa para organizar todo.

—Tú no, señorita. – me dijo la señora Amelia agarrándome del brazo gentilmente para que me detuviera. Fruncí el ceño confundida. – Tiene visita.

— ¿Visita? ¿Será...? –rápidamente me asomé por la ventana de la cocina que dejaba más o menos ver el pequeño jardín delantero de la mansión, allí estaba Phillip conversando con el señor Leblanc junto a su carruaje. – ¡Por Dios! –dije cubriéndome la boca y mirando a la señora Amelia. Las demás chicas, tan curiosas como siempre, rápidamente se acercaron a dar un vistazo por la ventana y chillaron de emoción.

TAN SOLO TRES MESES | COMPLETAWhere stories live. Discover now