—Cirene, sé que estar conmigo implica esto—señaló el castillo—Pero estar contigo para mí es salir de estas paredes. Cuando pienso en ti no me imagino a una linda mujer vestida con vestidos extravagantes y hablando con cautela, pienso en tu sonrisa y energía, me imagino a una loca corriendo por el bosque con un arco en su mano y el cabello suelto y despeinado. Sé que quieres estar conmigo, de hecho yo también lo quiero—vi una leve sonrisa en su rostro, pero esta no era alegre en absoluto—Jeon Cirene no es una Reina ejemplar, y no quiero que lo sea. Quiero que sigas siendo un desastre que se escapa a darse paseos por el bosque, quiero que sigas contestando lo que pienses, que desafíes a cualquiera, que uses ese cerebro tuyo para marcar una diferencia.

—Jungkook...

—Me parece bien que trates de encajar lo mejor posible y desempeñar el papel que te toca por estar a mi lado, pero no pierdas tu esencia. No eres una Reina para los demás, eres una Reina para mí. Por eso necesito que tengas claro quién eres y qué dejas de ser, la esencia de Jeon Cirene.

Mi esencia...

—La Reina Cirene estaría aquí dentro mirando por una ventana,  la cazadora que yo conozco estaría bajo la lluvia en el jardín riendo sola y corriendo por doquier, ¿Me equivoco?

Negué sonriente, llevaba un rato queriendo hacerlo. Jungkook me ofreció su mano. Veía una aura a su alrededor, una que me incitaba a volver a sonreír ampliamente.   La agarré y me levanté lentamente. Estando frente a él pensando en sus palabras anteriores tiró de mí con fuerza, corrió conmigo detrás escaleras abajo. A veces paraba para darme una vuelta y seguir corriendo hacia la salida.

—¿Rey? ¿A dónde va?

—¿Princesa?

—¡Está lloviendo fuera, no deberían salir!

Ignoramos a los soldados y criadas. Jungkook abrió la gran puerta y me empujó bajo la lluvia. Casi tropecé, lo busqué con la mirada encontrándolo corriendo hacia el lado derecho del castillo. Corrí tras él levantando el vestido azul claro que me habían obligado a ponerme esa mañana.

—¡Cázame!

Jungkook reía esquivando mis intentos de alcanzarlo. Mi cabello ya estaba pesado de lo mojado que estaba, incluso el vestido comenzaba a molestar. Jungkook también estaba en las mismas, su cabello pegado a su rostro y la ropa oscura seguro que le molestaban.

—¿Jungkook?

—¿Cirene?

Escuché la voz exaltada de mi padre y mi hermano a lo lejos, pero estaba ocupada escuchando los pasos de Jungkook sobre el mojado suelo.

Jungkook me agarró de la cintura pegándome a él. Mi espalda chocó con su pecho. Su barbilla se apoyó en mi hombro y yo eché la cabeza hacia atrás disfrutando de las gotas que caían, cerré los ojos sintiendo sus labios en mi sensible cuello.

—¿Lo entendiste?

Me di la vuelta y subí mis brazos a su cuello. Me puse de puntillas y no dudé en besar sus labios con necesidad. Nuestros labios se unieron a la perfección, como todas las veces que se encontraron. Su lengua entró en mi cavidad bucal y comenzó a entrelazarse con la mía, los dedos de sus manos se hundían en mi cintura pegándome a él sintiendo su pecho pegado al mío. Se inclinó hacia mí aún más obligándome a arquearme ligeramente.

No sabía si lo que hacía mágico ese beso era lo bien que nos complementábamos o la lluvia que seguía cayendo con más fuerza aún.

Nos separamos con la respiración agitada. Mis grandes ojos estaban completamente anclados a sus profundas orbes. Parecía estar contemplando el paisaje más bonito posible, sus ojos brillaban con un algo que no sabría explicar pero que entendía, porque yo también lo miraba así; maravillada por la suerte que tenía.

El Secreto mal Guardado De La Corona- JK  Where stories live. Discover now