—¿Estás bien?

Bajé ligeramente la toalla cubriendo aún la mitad de mi rostro, seguro seguía roja.

—Oh, sí...

Mi mirada fue directamente a su pantalón, ese marrón claro que se había pegado a sus piernas; pero siendo sinceros mis ojos más que en sus piernas, estaban algo más arriba y centrado...

¿Dónde estoy mirando?

Aparté la mirada sintiéndome una pervertida completamente.

—Cirene, estás muy rara—susurró colocándose la camiseta.

Gracias por taparte.

Comencé la vuelta a casa sin siquiera cambiarme, estaba más que sonrojada. Jungkook me seguía apresurado, estaba confundido o eso me pareció al darme la vuelta y ver su ceño fruncido y los labios entre abiertos. Entré a casa y me revolví el cabello desesperada. Tenía la necesidad de quitarle la camiseta que se acababa de poner y joder, ese cuello estaba demasiado blanco...

—¿Puedes decirme qué te pasa, Cirene?

Me abracé a mí misma y desvíe la vista. No sabía qué narices decir, no sabía qué estaba sintiendo.

—Tengo calor—admití.

Jungkook abrió los ojos y dejó la bolsa en un lateral.

—¿Tienes fiebre? Hace algo de fresco—dijo acercándose.

Me alejé un paso y negué. Me abracé a mí misma algo nerviosa.

—Calor corporal—me señalé nerviosa—completo—su cara mostraba la confusión pura y dura—¡no sé!

Jungkook me señaló de arriba abajo y luego se llevó la mano a la boca con una sonrisa.

—No me digas que...

Se acercó riéndose con aún en su boca su mano. Agarró la mía y tiró de mí hacia él. Choqué con su pecho, miré hacia arriba para ver fijamente sus ojos.

—Tienes ganas, te dejé con ganas en el lago.

Me dejó¿Cómo? ¿Ganas?

—¿Ganas de qué?

Sonrió negando.

—Cirene, eres una niña inocente, ¿Sabías?

¡Inocente! ¡Me llamó inocente! ¿Cómo que inocente? ¿Por qué?

Acarició mi cuello hasta llegar a mi mejilla. Estaba temblando por su tacto, quería más. Pude detectar su arrogancia, demasiada.

—¿Sientes esto?—su otra mano me agarró de la cintura pegándome aún más—El calor

Me miró a los ojos fijamente sin dejar de sonreír con ese matiz de superioridad.

Sus labios...joder, ¿Qué es esto?

—Es lo que te provoco— los nervios me atacaron—Una necesidad de besarme los labios—se los relamió— de tocarme—agarró mi mano y la puso en su pecho—de sentirme, ¿Me equivoco?

Miré mi mano en su pecho, notaba sus latidos acelerados, tragué en seco; había acertado.

—No—susurré perdida en las palabras que acababa de decir.

Se inclinó hasta mi oreja. Sentía su respiración contra mi piel.

—Quieres atacarme—subí la mirada cuando se separó para centrarme en sus labios—¿Y a qué esperas?

Subí mis manos a su cuello y lo besé, lo besé como él dijo, con necesidad. Sus manos fueron ambas a mi cintura y me acercaron más a él profundizando si se podía más el beso. Jungkook se echó hacia atrás, lo estuve empujando hasta la puerta. Su espalda estaba contra la misma, sus labios se movían rápidamente sobre los míos mordiendo, lamiendo y besando mi labio inferior. De mis labios salían pequeños gruñidos.

—No tienes ni idea de que es esto, ¿verdad?

Su mano derecha se deslizó bajo la mojada camiseta explorando mi espalda; me arqueé.

—Ni la más mínima —dije cerrando los ojos por su tacto.

Se sentía bien, como si ese sentimiento arrollador anterior solo podía minimizarse con su cercanía. Ahora estaba en una especie de nube, aún tenía calor, aún sentía incomodidad en ciertas partes del cuerpo pero una sensación de relajación me invadía con su tacto.

—¿Sabes cómo se quita este tipo de calor?—se acercó a mi cuello y lo lamió.

La sensación de su lengua fue de lo mejor que había sentido, solté un leve gemido. Sentir la humedad de su lengua en esa zona a pesar del calor me había hecho arquear además de ponerme de puntillas.

—Procreando.

Oh, mierda.

El Secreto mal Guardado De La Corona- JK  Where stories live. Discover now