Capítulo 16 - Playa

24 6 7
                                    

A los diez días, un caluroso lunes, me encontraba en casa, sola, cenando y mirando la televisión, cuando mi celular empezó a pitar como loco. Lo tomé en mis manos y no pude evitar sonreír.

***Ailén ha creado el grupo: "Cumple feliz para mí 🎉🎉🎂" ***

***Ailén te ha añadido***

***Ailén ha añadido a ❤️Manu❤️***

***Ailén ha añadido a Bea restaurante***

***Ailén ha añadido a Salvador restaurante***

***Ailén ha añadido a Jime restaurante***

***¡HOLA GUAPOS! ¿Estáis listos para pasar un fin de semana cañón? Cómo todos deberíais saber, el próximo sábado es mi cumpleaños, y todos nosotros nos iremos a festejar. He alquilado un pequeño bungalow para 6 personas en la Cala de Cantarriján. ¡Va a estar espectacular tíos! Necesito que me confirméis vuestra encantadora presencia. Pensaba hacer algo en un boliche pero aprovechemos la oportunidad que nos da el cierre temporal del restaurante 😕 y vayamos de juerga. Nota adicional: La playa de Cantarriján es nudista 🤭, así que os quiero ver a todos en pelotas!!! (Aunque no es obligatorio). Os quieroooooo, y nos encontraremos en la estación del autobús el próximo viernes a las 19 horas. Bye bye***

Leí el mensaje de Ailén y me reí de sus ocurrencias. No puedo negar que me puse algo nerviosa también al ver que Salvador estaba invitado. Y más nerviosa me puse cuando vi que confirmó su asistencia. Iba a ser un fin de semana interesante.

La semana estuvo tan ajetreada que cuando quise acordar ya estábamos a viernes. Estuve trabajando mucho con papá visitando proveedores de mobiliario y electrodomésticos. Todo había quedado destruido y teníamos que comprar muchas cosas. Apenas habíamos empezado a reconstruir porque nos había tocado esperar que la compañía de seguros emitiera su veredicto, y para eso era necesario el parte policial...en fin, recién hacía unos días nos habían informado que teníamos luz verde para empezar la reconstrucción. Así que estábamos a tope de actividades con papá.

Teníamos tantos pendientes que estuve tentada de decirle a Ailén que no iba a la Cala, pero sabía que no me lo perdonaría, y ¿para qué mentir?, tampoco yo me perdonaría perderme un fin de semana en la playa con Salvador, así que avisé a papá que tenía que irme temprano y que estaría fuera los próximos días. Él lo entendió y estuvo de acuerdo con que me desenchufara un poco, se venía una temporada de mucho trabajo preparando la reinauguración.

Pedro, por su parte, no me dejaba de dar la lata. Insistía todos los días en vernos en mi casa, y no paraba de escribirme al celular. Ya le estaba tomando fastidio al cacharro, aunque no era su culpa, el tema es que no entendía que lo nuestro había terminado. Se había presentado incluso en mi casa algunas veces con cualquier excusa tonta. En varias ocasiones había intentado besarme y había tenido que cambiar mi actitud hacia él porque parece que solo entendía cuando le hablaba mal y con firmeza. Evidentemente no le iba la sutileza. Este fin de semana me vendría bien para poner distancia porque su actitud me estaba agobiando.

Con el que no había tenido mucho contacto era con Salvador, más allá de algunos mensajes durante la semana, principalmente memes y poco más. Le había comentado que nos veríamos el viernes en la estación y que estaría liada con las cosas del restaurante y él lo había respetado sin chistar. Qué lindo, para variar, alguien que respete lo que le pido. De todos modos en los últimos días me mandaba mensajes solo para marcar presencia y eso era encantador. Nada de presiones, solo un : "Me desperté pensando en ti, bonita" o un: "Cuento los días para estar junto a ti, tumbados en la arena". Yo sonreía al leerlos y le respondía con ganas.

Ese viernes llegué temprano a casa y me puse a armar el bolso para la playa. Como siempre, cargué de más, por las dudas. Siempre terminaba llevando toneladas de cosas que luego terminaría sin usar, pero me resultaba inevitable hacerlo. Debía darme prisa, el autobús salía en menos de una hora. Ailén y Manu habían avisado en el grupo que ya habían llegado a la estación (por favor, qué necesidad de llegar tan pronto), y Bea y Jime estaban en camino. Bea era de Madrid y trabajaba desde hacía unos meses como ayudante de cocina; Jime era otra de las camareras que trabajaba en el restaurante desde hacía unos dos años. Salva, por su parte, no había dado señales de vida. Entre todos habíamos armado un lindo grupo de amigos y salíamos con frecuencia a pasar el rato.

Terminé el bolso y me estaba calzando unas sandalias planas cuando tocaron la puerta. Me puse un vestido blanco bastante veraniego. La tarde estaba asfixiante y no veía la hora de estar en la playa. Abrí la puerta y me encontré con Pedro.

-Pedro, ¿qué haces aquí? Estoy algo apurada, me tengo que ir -le advertí para que no se le ocurriera entrar o ponerse cómodo.

-Wow, estás preciosa, Lola. ¿Puedo preguntar a dónde te vas?

-Puedes, pero no te voy a responder -le tomé el pelo. A pesar de todo, le quería, y no me gustaba ser tan fría con él. Nos conocíamos hacía muchos años y habíamos vivido muchas cosas. Pedro se me quedó viendo serio hasta que me reí y se dio cuenta de que estaba bromeando. De repente dejé de reír cuando recordé lo que había pasado la última vez que le tomé el pelo. Me recompuse enseguida. -Me voy el fin de semana a Almuñécar por el cumple de Ailén. -Listo, esa era toda la información que obtendría de mí. No era necesario entrar en detalles como quiénes más iban, o dónde nos íbamos a hospedar. Conociéndole, era capaz de aparecerse allí con un bañador. Ah, no, cierto, frente a las personas es diferente. De todos modos no me quise arriesgar.

-Qué bien. Espero que lo pasen muy bien con Ailén. ¿Sólo vais vosotras dos? -preguntó como quien no quiere la cosa.

-Ya voy tarde, Pedro. El autobús sale en menos de media hora. Debo irme. - dije, tomando mi bolso, poniéndome las gafas de sol y cerrando la puerta de mi departamento.

-Espera, Lola. ¿Puedo pedirte algo?

-Claro, si es rápido...

-Piensa en mí este fin de semana. Te extraño, y quiero que lo intentemos de nuevo. ¿Puedes aunque sea considerarlo?

Pensé en decirle que no, y que ya no me interesaba estar con él, pero entendí que eso conllevaría una nueva discusión. Y no tenía tiempo para eso. Le dije que sí, aunque no tenía nada que pensar y ya sabía qué respuesta le iba a dar, pero no quise generar una situación incómoda en ese momento. Vi cómo su cara albergaba una nueva esperanza y me sentí fatal, pero no podía detenerme ni siquiera a sentirme culpable. Me despedí de Pedro y salí corriendo hacia la estación. A pesar de que estaba cerca iba a tener que tomar un taxi para llegar.

En el trayecto escribí en el grupo que estaba en camino, y noté que Salvador todavía no había avisado nada

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

En el trayecto escribí en el grupo que estaba en camino, y noté que Salvador todavía no había avisado nada. ¿Se habría arrepentido de ir? Ailén le escribió pero no respondió. ¡Vaya! Me encontré nerviosa y muy ansiosa esperando que respondiera, y de pronto el paseo no me resultó tan atractivo si él no iba.

Secretos en la AlhambraWhere stories live. Discover now