Hell H.S

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—Pequeña Annie, te contaré, me das lástima realmente— comenta mientras esboza una sonrisa, juega con el reloj que tiene en la mano derecha, observo el reloj detenidamente, y entonces lo recuerdo, el abuelo tenía uno igual, decía que era el regalo más importante, el día de su boda con mi abuela ella no quiso anillos, prefirió obtener por mi abuelo un reloj blanco, con pequeños símbolos en color rojo, lo habían obtenido en Italia, en un lugar escalofriante comentaban los dos y de parte de ella, el abuelo obtuvo ese reloj, era especial, cuando no lo llevaba puesto solía sentirse débil, incluso se veía más pálido y de mal humor, y la verdad tampoco recuerdo jamás ver a la abuela sin su reloj blanco

—El linaje empezó en 1900, estaba escrito con papel y sangre Annie, todo debía ser así hasta el final de los tiempos, solo así se mantendría el orden, antes de los 18 años se debía organizar década tras década el matrimonio de la hija mayor de las brujas, con el hijo mayor de los demonios, no se debía romper este ciclo, en 1970 una bruja de tu linaje se enamoró de un Emerson, seguramente ni los conoces, esa bruja prefirió un mortal y asqueroso médico — Se detiene frente a mi y levanta mi cabeza con fuerza, el dolor de sus dedos apretando la piel de mis mejillas me hace soltar un quejido, me mira detenidamente a los ojos y suelta una risa.

—Lo conoció a los 17 años, ella debía casarse con mi padre, pero lo arruinó y eso lo debilitó, la bruja y el demonio se necesitan uno a otro, por y para siempre, el demonio otorga la inmortalidad, la bruja ofrece fuerza, vitalidad y claro porque no, un buen sexo— Dice con una sonrisa, mi cabeza da vueltas, no entiendo qué tiene que ver mi familia en esto, mi corazón late rápidamente y la ansiedad se apodera de mi, un vacío se crea en mi estomago, el dolor se incrementa y mi boca queda totalmente seca, tomo un bocado de aire y suelto sin pensar las palabras que se cruzan por mi cabeza

—Si todo esto está pasando por la abuela, por qué yo estoy aquí y no lo hicieron con ella? — Suspiro intentando retomar fuerzas, incluso estas pocas palabras se sienten como el esfuerzo de correr 10 kilómetros sin parar, mi cuerpo está débil, y mi cabeza parece querer estallar

—Porque tu abuela protegió tu familia, esos relojes de boda, más exactamente este— dice señalando el reloj que estuve mirando hace minutos — Este reloj le dió el poder a ese médico humano para que ninguno de nosotros pudiera casarse — Tú madre pensamos sería la salvación pero se embarazó joven de ti, y arruinó de nuevo todo, años y más años de caos— dice mientras mira con desprecio el reloj del abuelo, sin dudarlo lo avienta contra una pared pero este queda intacto no se rompe y empieza a soltar pequeñas luces rojas desde el centro de este.